César Román Santalla, el joven gallego herido de gravedad por la explosión del Hotel Saratoga el pasado 6 de mayo, se recuperó “mucho antes de lo que se preveía” según informó el alcalde de su ciudad natal As Pontes, y este lunes regresa finalmente a España.
El alcalde Valentín González Formoso, informó en el pueblo de Boiro, en La Coruña, durante un acto del Partido Socialista de Galicia (PSdeG), del cual es también el Secretario General, que Román, de 30 años, se encuentra en “muy buen estado físico”.
El político declaró que fue autorizado por la familia del joven para agradecer al Ministerio de Experiores de España y a sus diplomáticos por haberse “implicado tanto en una situación tan dolorosa”, que mantuvo a Román ingresado más de 20 días en hospitales cubanos donde fue intervenido quirúrgicamente por varias fracturas.
Hace alrededor de una semana, César Román salió de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico Quirúrgico Calixto García, y según informaciones recabadas por el periódico gallego La voz de Galicia de los familiares que arribaron a Cuba para acompañarlo, este estaba evolucionando “favorablemente”, ya podía caminar, y la “recuperación de las lesiones es más rápida de lo inicialmente previsto”, por lo que su regreso a España estaba cerca.
César Román se hallaba en Cuba para celebrar su cumpleaños junto a su novia Cristina López-Cerón Ugarte, quien falleció a causa de la explosión sucedida mientras caminaban justo por frente al Hotel Saratoga el fatídico 6 de mayo pasado. Los restos de la joven fueron repatriados a Galicia, donde los recibió su familia, que los llevó hasta su pueblo natal Landro, en Viveiro.
Ante el deceso de López-Cerón Ugarte y las heridas de gravedad de Román Santalla, el delegado del gobierno de Galicia, José Miñones informó dos días después de la explosión del Saratoga que se había facilitado el traslado de la familia del joven a Cuba, y que el embajador de España en La Habana los acompañaría “en todo lo necesario”, además de ofrecer “todo el afecto a las familias” de las únicas víctimas extranjeras de la tragedia que se cobró 46 vidas e hirió a 99 personas.
Además de dejar sin hogar a casi un centenar de vecinos, que permanecen albergados en espacios de la Villa Panamericana o en casas de amigos y familiares en espera de que el gobierno cubano les ofrezca nuevas opciones permanentes de vivienda.
