El 2023 ha sido un año duro, muy duro para los cubanos en la isla. Miles de personas salieron del país, más familias separadas, inflación, alimentos impagables, largos cortes de electricidad y precariedad en la atención médica, falta de medicamentos. Todo eso y más se vivió en la isla durante este año que finaliza con las esperanzas de que el próximo año será mejor. Aunque de acuerdo a los pronósticos las esperanzas lamentablemente no solo no se cumplirán sino que la realidad podía ponerse peor.
El propio gobierno lo ha reconocido para que a nadie lo tome por sorpresa o para que los que no se deciden a irse de Cuba aún y tengan las posibilidade se marchen de una vez.
La subida de los precios del combustible repercutirán en el incremento del precio de la vida en la isla con todo lo que ello conlleva. La inflación por otro lado en vez de disminuir seguirá incrementándose y los cubanos seguirán largándose en masa del país.
El gobierno no ha dado indicos de aumentar los recursos destinados a la salud pública a pesar de la compra reciente de 99 ambulancias para todo el país, una cifra nimia si se contrasta con las necesidades de la atención médica de los cubanos. Tampoco se ha mencionado la posibilidad de mejorar la vida de los jubilados, cuya chequera no les alcanza para sobrevivir sin una ayuda externa o hacer labores para poder llegar mínimamente a fin de mes.
Esta realidad contrasta con el incremento de los negocios privados y la ya visible diferencia de clases sociales Cuba, donde ya lo mismo se ven carros de último modelo que personas haciendo largas filas para comprar un poco de arroz (cuando hay) o picadillo para poder poner algo en la mesa. Esta » fotografía» en vez de cambiar para el próximo año podría agudizarse de acuerdo a los pronósticos de varios economistas que ha pronosticado un “un año durísimo” para los cubanos.
En la isla ya la personas se preparan para la subida de precios que advirtió Manuel Marrero: el incremento del 25% de la tarifa eléctrica al 6% de los hogares del sector residencial que más consume, el aumento del precio del transporte público, del gas licuado y del agua así como la eliminación del subsidio de la libreta de abastecimiento.
Varios especialistas han considerado este “ paquetazo” de medidas como un ajuste propio del capitalismo aunque el propio gobierno ha salido a negarlo, eso sí sin argumentos sólidos que expliquen su propuesta.
Con todo los cubanos tratarán de terminar el año lo mejor posible y festejar con sus seres queridos a la espera de un 2024 que posiblemente marque un punto de giro en la historia reciente de Cuba.
