¡Por tacaño! Así descubrieron a incendiarios de boya de las 90 millas

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Fue por un hecho aparentemente sin importancia para él, que Skylar Jacobson fue descubierto. Aparentemente «normal» para él, no para el camarero que le sirvió sus tragos aquella noche.

Un bartender y su jefe fueron claves en la identificación de los sospechosos que incendiaron la boya de las 90 millas en Cayo Hueso, detalla un reporte del diario Florida Sky News.

En un artículo titulado «cómo un cantinero de Cayo Hueso y su jefe ayudaron a resolver el incendio de un monumento emblemático» , la periodista Gwen Filosa detalla lo sucedido.

¿Quién descifró el caso de la boya quemada? Esa es la pregunta que muchos se hacían.

¿Fue a través de un seguimiento de cámara de seguridad, paso a paso? ¿Los vieron entrar a un auto y luego por las cámaras en la calle los encontraron? ¿Alguien los vio y los delató?

El misterio, ahora, ha llegado a su fin.

Dice Filosa en el artículo que luego de que el pasado 31 de diciembre dos personas prendieron fuego a la boya Southernmost Point – o como se le conoce en español: la boya de las 90 millas – la policía de Cayo Hueso pidió ayuda a la población para identificar a los incendiarios.

Y la obtuvo.

La policía de Key West obtuvo ayuda para rastrear a dos hombres y el trabajo detectivesco incluyó un bar en la calle Duval, detalla el Miami Herald.

«Un cantinero con buena memoria y su jefe con una mente curiosa descubrieron los nombres de los sospechosos después de revisar los recibos y las imágenes de las cámaras de seguridad,» dice el reportaje sobre la manera en que descubrieron a los que destrozaron la boya de las 90 millas, el punto más al sur de los EE. UU. y más cercano a la isla de Cuba.

¿Cómo un cantinero se convirtió en detective?

Pues de esta manera.

Cuando Cameron Briody, que atiende el bar en Irish Kevin’s en la calle más famosa de Cayo Hueso, se despertó el día siguiente de Año Nuevo y vio las imágenes, de inmediato reconoció a los incendiarios.

Briody, dice el Miami Herald, «reconoció una cara» en el video de cámara web de Southernost Point que la policía difundió en línea para que la ayudaran a identificar a los malechores.

De inmediato llamó a la policía y les dijo que ella había servido en su bar al uno de los dos sospechosos: Skylar Jacobson, de 21 años, de Henrietta, Texas.

No el que se entregó de primero, sino el otro.

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Skylar además, es tacaño.

«El cliente pidió bebidas tres veces y nunca dio propina,» le recordó Briody a la policía.

“Supe de inmediato que lo había atendido y que había usado una tarjeta de crédito, por lo que su nombre estaría en los recibos”, dijo Briody en una entrevista a través de un mensaje de Facebook.

De inmediato se volcaron a buscar entre los recibos aquel que tuviera 0 propina.

Si hubiera dejado diez dólares de propina…, Pero no, y al parecer su tacañería fue lo que lo descubrió.

De inmediato, Daylin Starks, la gerente general del bar, comenzó a colaborar.

“Tenemos un montón de cámaras aquí”, dijo Starks a la policía.

Daylín dice que «debido a que Cameron recordaba todo, fue muy fácil para mí”

“Tomó cinco minutos revisar las tarjetas de crédito y encontrarlo”, dijo Starks.

Mirando en el recibo la hora en que supuestamente, después de pagar, Skylar salió del bar, Daylin buscó entre los videos de las cámaras de seguridad de su bar.

Una de ellas, en particular, mostraba a ambos sospechosos en el bar.

«Pudimos seguirlos todo el tiempo, dentro y fuera del bar”, dijo Starks.

«Pudimos verlos siendo rechazados por todas las chicas con las que intentaban coquetear”.

El trabajo detectivesco de Cameron y Daylín, llevó a que la policía dijera, ya el día después de que hubieran quemado la boya de las 90 millas, que la policía dijera que sabía quiénes eran los dos sospechosos.

La policía no quiso revelar los nombres mientras los buscaba; pero ya sabían quienes eran, gracias a Cameron y Daylín.

Algunos pudieron dudar de la eficencia policial, pero no fue la policía la que los «cazó» tan fácil; fueron Cameron y Daylín.

Poco después la policía anunciaba que tenían órdenes de arresto para Jacobson y David B. Perkins, Jr., de 22 años, de Leesburg, Florida.

El viernes, Perkins se entregó y de inmediato fue llevado a la cárcel del condado en Plantation Key, en Upper Keys. Fue liberado en un par de horas y ni siquiera tuvo que pagar una fianza, según los registros en línea de la Oficina del Sheriff del Condado de Monroe.

Jacobson también tiene planes de entregarse, dijo recientemente la portavoz de la policía de Key West, Alyson Crean. Perkins y Jacobson enfrentan cada uno un cargo de delito grave por travesura criminal con más de $1,000 en daños.

También Facebook hizo lo suyo para descubrir los incendiarios de la boya de las 90 millas.

Detalla la gerente del bar a Florida Sky News que luego de tener los recibos y ver el video de la cámara de seguridad, ella se alentó a buscarlos en Facebook. Y los encontró. En Facebook y en Instagram.

A pesar de toda la locura desatada esa noche de fin de año, la música, risas y gritos, un detalle encendió la luz de la investigación en este caso.

«Ciertas cosas pueden hacer que un cliente se destaque,» le dijo Starks a la policía. En este caso, la tacañería de Jacobson.

La policía informó que Briody podía recordar fácilmente la cara de Jacobson porque era el único cliente que no le dejó propina. Así de sencillo.

Starks dijo que Jacobson también se destacó de otra manera.

«Vestía pantalones cortos largos y holgados con una camiseta oscura, calcetines negros altos y una gorra de béisbol hacia atrás. “Su atuendo era tan horrible que era difícil no recordarlo”, dijo Starks a Florida Sky News.

Los dos sospechosos de haberle prendido fuego a la boya de Southernmost Point, o boya de las 90 millas, le dijeron a la policía que solo estuvieron en Cayo Hueso un día durante el fin de semana festivo.

Suficiente. Probablemente les quede prohibido visitarla de nuevo.

La policía informó que «restaurar la boya carbonizada, que incluyó lijarla y volver a pintar todo el hito de 20 toneladas, costó $5379.»

Esa fue la cifra que dio el director de servicios comunitarios de la ciudad luego de restaurar la boya.

El mismo primero de enero, apenas unas horas después de haberle dado fuego a la boya de las 90 millas, Perkins – el que ya se entregó a la policía – recibió un mensaje de texto de parte del detective de la policía de Key West, Karl Malsheimer.

Al verse descubierto, Perkins devolvió el mensaje y admitió el vandalismo.

Según expresara, ellos no tenían la intención de quemar la boya de las 90 millas, sino que tomaron una mala decisión.

Según le dijera Perkins a la policía, ellos se encontraron el pino en Duval Street, lo llevaron hasta la boya, y usaron esta al parecer, para que protegiera de los vientos las llamas; para que no se apagase el pino. Incluso para poder encender la fosforera.

Perkins admitió que inicialmente no planearon incendiar la boya de las 90 millas y dijo que, una vez que llegaron a la boya, fue idea suya encender el árbol con un encendedor de cigarrillos.

Perkins admitió que «nunca habrían hecho lo que hicieron si estuvieran en el estado mental adecuado», cuando el detective le preguntó si estaban ebrios.

«Jacobson reconoció que lo que sucedió fue un gran error y que «no estaban pensando», dice en su informe la policía.

«Resumen del caso»

“Simplemente recordé haber servido al único tipo que no me dio propina. Las cosas progresaron desde allí”, dijo en un mensaje de Facebook dijo el bartender.

«Las habilidades de detective de Daylín definitivamente resolvieron el caso y obviamente el resto del crédito es para el KWPD por todo su arduo trabajo,» dijo también.

Y aunque no se quiso sentir «héroe» en la investigación, Cameron recibió una «gratificante» recompensa.

Paul Menta, dueño de una destilería de ron en el centro de Cayo Hueso, había prometido a la persona que pudiera ayudar a la policía a identificar a los sospechosos recibiría de su parte como regalo una caja de ron. Y se la dieron.

“Hay una lección para ti: siempre dale una propina a tu cantinero o él te recordará, por las buenas o las malas razones”, dijo Briody en un video de Facebook.

Ya ven Uds. La tacañería de Skylar Jacobson, de no darle propina al bartender que lo atendió esa noche, fue la que lo delató.

Le hubiese dado una propina normal – nada de escándalo, una simple y normal propina entre el 15 y el 20% – y Cameron no lo hubiese recordado.

Pero fue tacaño, y la tacañería le cobró la cuenta.

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