El Gobierno de Cuba admitió este miércoles que debe dolarizar parcialmente su economía para lograr que “algún día” el peso cubano recupere su valor “real”.
Durante el pleno de la Asamblea Nacional del Poder Popular el primer ministro cubano, Manuel Marrero, reconoció que las condiciones de “economía de guerra” por las que pasa la isla hacen necesario que se transite “por este camino”.
O sea, que la dolarización de la economía vuelve a ser la solución del alto mando para mantener a flote una isla sumida en una profunda crisis, que no cuenta con divisas suficientes para abastecer su mercado interno tras el desplome del turismo por la pandemia, las sanciones estadounidenses y los errores de una reforma financiera.
Marrero se quejó de que existen unos 2.000 millones de dólares que circulan en el sector privado y el mercado informal de divisas, al que acceden los particulares, para poder importar sus productos.
En tal sentido, el titular precisó que en 2023 el sector no estatal importó mercancías por valor de 1.300 millones de dólares, mientras que, hasta junio de este año, lo habían hecho por 936 millones.
Como el Estado no vende dólares a los empresarios privados, ellos salen a comprarlos al mercado negro, generando “una espiral incontrolable de demanda de divisas” extranjeras en ámbitos paralelos o ilegales, apuntó.
El jefe de Gobierno informó que se cobrará en moneda extranjera en efectivo dentro del sector turístico, pero se prohibirá que los negocios privados, a excepción de aerolíneas y otras empresas foráneas, vendan sus productos en divisas.
Este nuevo mecanismo, que en palabras de Marrero pretende “restituir el orden y la disciplina”, también impone que las importaciones de los privados se cobren en divisas.
Sin dar muchos detalles, el primer ministro cubano dijo que “se realizará un proceso de saneamiento de las cuentas en divisas de las entidades estatales”.
Aunque Cuba no tiene “un mercado cambiario que permita vender divisas”, Marrero adelantó que se aplicará gradualmente un nuevo tipo de cambio para evitar una mayor “devaluación” y “un impacto no deseado en la inflación”.
Mientras se desconocen los pormenores de esta nueva tasa que se implementaría poco a poco, en el mercado informal el valor del dólar ronda los 310 pesos y el Estado vende lo vende a 24 pesos para personas jurídicas y a 120 para personas físicas.
De alguna manera, las autoridades cubanas se han visto obligadas a ceder ante la presión de la economía informal, pese a que el regreso del dólar en efectivo no se permitirá en todos los ámbitos, pues será obligatorio el uso del peso cubano para todas las transacciones al interior del país.
Cabe recordar que el Gobierno cubano ha fallado en cada uno de sus intentos por controlar la divisa. En 1993, debido a la fuerte crisis del país, se dejó de encarcelar a quienes poseían dólares, se abrieron las llamadas tiendas de recaudación de divisa y se creó un peso convertible que 26 años después el propio Gobierno desapareció.
En diciembre pasado, tras desencadenar la peor inflación en la historia de Cuba, Marrero anunció un inesperado plan de choque con medidas como el incremento en el precio de los combustibles, la electricidad, el agua y otros servicios.