Un nuevo hecho trágico sacude a la sociedad cubana: otro joven ha perdido la vida mientras cumplía el Servicio Militar Obligatorio.
El fallecido, identificado por familiares y amigos como Carlos Rodríguez, o cariñosamente “Carlitos”, murió en circunstancias aún confusas dentro de su unidad, justo cuando estaba a punto de culminar su mandato militar.
Hasta el momento, ninguna autoridad cubana ha ofrecido un parte público ni una explicación oficial sobre lo ocurrido, aunque es común en la isla que, sobre las muertes ocurridas dentro de las Unidades Militares, jamás se diga una palabra, siendo excepciones casos como la explosión en un depósito de armamentos en Holguín ocurrida en enero de este año.
La noticia se conoció a través de una publicación desgarradora de Yuliexy Martín, quien compartió su dolor en redes:
“Mi hermanito, no tengo palabras para expresar lo que siento… pensé que nos reuniríamos de viejos a recordar nuestras locuras de niños… tenemos un partido de fútbol pendiente que algún día jugaremos en el cielo.”
Las muestras de afecto y condolencias no se hicieron esperar. Decenas de amigos, vecinos y familiares del fallecido inundaron las redes sociales con mensajes de tristeza, incredulidad y homenajes al joven. Para muchos, Carlitos era un muchacho alegre, respetuoso y muy querido en su comunidad.
El hecho de que estuviera tan cerca de finalizar la fecha de su mandato en el Servicio Militar y regresar a casa hace que la tragedia duela aún más.
“Ya casi había cumplido”, comentó una usuaria. “Era cuestión de días, y ahora lo perdemos así, sin explicación.”
Sin parte oficial ni repercusión en redes
No hay parte oficial. Nadie de las Fuerzas Armadas ha dado una explicación pública. Y el único hasta ahora en hablar ha sido Yuliexy Martín. Su post solo se ha compartido una vez. Aunque las muestras de dolor suman cientos.
Niurka Chaviano, vecina del barrio, lo resumió con una frase corta y rota: “Un hijo para mí.” El padre de Yuliexy expresó que también perdió un hijo, y agregó: «Mi hijo Yuliexy te extrañará más que nadie.”
En los comentarios hay, también, indignación contenida. Algunos preguntan por qué se permite que jóvenes sin entrenamiento regular porten armas cargadas. Otros se limitan a compartir el pésame con la familia. Zuley Sánchez, conmovida, escribió: “Qué tragedia con tanto por vivir.”
El hecho, a juzgar por quiénes expresan sinceras muestras de arrepentimiento por la muerte de alguien que les resultaba muy conocido, habría ocurrido hace tres días. La familia del fallecido es oriunda de Baéz, un poblado perteneciente al municipio de Placetas, aunque varios de los que lamentaban su muerte, más allá del EPD tradicional, son residentes en el municipio de Santa Clara y de Placetas, como es el caso de Yuliexy.
¿Qué sucedió? Según la internauta Marilin González “a un compañero se le fue un tiro de su arma y lo mató,” por lo que en este caso, todo apunta a un disparo accidental. Sin embargo, esa es una versión que le hizo llegar a la familia desde las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y nada más.
Pero, ¿dónde estaba el joven en el momento de su muerte? Bien lejos de Placetas. La lejanía, entre otras cosas, ha propiciado buena parte del desconocimiento sobre los hechos.
Carlitos cumplía el llamado Servicio Militar Obligatorio en La Habana. Según una fuente consultada, su unidad era la 1010 o la 1020. La fuente no puede precisar con exactitud cuál de ellas, pero asegura que es la que se encarga, en el Morro, de las ceremonias del cañonazo y de otras actividades. La unidad aledaña – por eso la confusión en los números – se encarga del custodio de tiendas en divisas, y otros objetivos de importancia estratégica.
Sin embargo, un rumor señalaba que se encontraba de guardia en una vaquería junto a otros compañeros y que a uno se le escapó el disparo y no solo le ocasionó la muerte al querido joven, sino a otro más también; este oriundo de Ciego de Ávila. En esta versión, también existe una discrepancia: el segundo fallecido no habría muerto, sino que recibió un disparo en el muslo, lo que se encuentra grave (presumiblimente porque el disparo habría afectado la arteria femoral ocasionándole una significativa pérdida de sangre). No obstante, la fuente indica que él no tenía por qué estar haciendo guardia en vaquería alguna.
El otro rumor apunta a que se encontraba simplemente haciendo guardia en una posta, en la Unidad Militar; una versión probablemente más cercana a la verdad.
El cadáver del joven fue trasladado y custodiado por militares desde La Habana a Placetas. Allí lo dejaron, solo, en la funeraria de ese municipio, con la instrucción bien precisa de que la caja no podría abrirse. Por si fuera poco, y ante la ausencia de un carro fúnebre, le impidieron a los familiares que fuesen a buscarlo por sus medios. Finalmente, un carro fúnebre llegó, recogió el cuerpo y lo llevó hasta Báez, poblado distante 25 kilómetros.
«El carro llegó a las 2:00am en pleno apagón. Alguna gestión se hizo y aparentemente se afectó un circuito para poner la corriente en la funeraria una hora y media. Luego, la volvieron a quitar,» dijo una persona vinculada al entorno familiar; y añadió que el padre del joven, de nombre Yulieski, impidió que se le hiciera una guardia militar asegurando que si en vida no lo cuidaron, de qué servía ahora rendirle honores.
En un poblado donde el cementerio está lleno de yerbas, donde no existe panteón militar, donde los familiares de los fallecidos tienen que hacerse cargo de engalanar la última morada de sus seres queridos, no pocos sienten que lo sucedido con Carlitos es una afrenta en toda su expresión. Sobre todo porque las historias sobre cómo sucedieron los hechos – porque tampoco se les dejó abrir la caja – parecen querer encubrir un mal mayor.
La muerte de Carlitos no es un caso aislado. En los últimos años, el Servicio Militar cubano se ha convertido en un espacio de riesgo, no solo por la dureza del entrenamiento, sino por la opacidad institucional y la poca preparación de los reclutas en el manejo de armas.
En 2022, una explosión en la base de supertanqueros de Matanzas involucró a jóvenes del servicio que fueron enviados sin protección adecuada. En enero de 2023, otro joven murió por un disparo en una unidad de Ciego de Ávila. Otros se han suicidado.
Los nombres se van sumando a una lista que nunca se publica oficialmente, pero que cada tanto estalla en redes, entre familias que no quieren quedarse calladas.
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