Náthaly Zaragoza Hernández: niña cubana que viajó con visa humanitaria a curarse en EE.UU., es declarada libre de cáncer

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En un brillante ejemplo de cómo la presión social y el activismo pueden salvar vidas, la historia de Náthaly Zaragoza Hernández, diagnosticada en Cuba con leucemia linfoide aguda a los 9 años, evidencia la diferencia entre la sobrevivencia y la muerte; y de cómo el activismo y el periodismo independiente, a través de sus historias y de la voluntad y empeño de una periodista, pueden salvar la vida de una niña cubana que en la isla, fue diagnosticada con leucemia.

Como informó Diario de las Américas, y como muchos conocen, fue gracias a la intervención de la periodista cubana independiente Darcy Borrero (Darcy Bo, en las redes sociales) y su activismo solidario, que Náthaly obtuvo una visa humanitaria (parole) que le permitió viajar a Estados Unidos el 29 de enero de 2023 junto con su madre, Naila Hernández, a fin de ser evaluada y tratada de su enfermedad.

El dramático diagnóstico en Cuba

En agosto de 2022, la pequeña comenzó a sufrir dolores articulares, fiebre y dificultad para caminar. Inicialmente se sospechó una artritis juvenil idiopática, pero tras realizar estudios en la provincia de Las Tunas y luego en el Instituto de Hematología e Inmunología (IHI) en La Habana, se confirmaron células inmaduras en la médula ósea, lo que llevó al diagnóstico de leucemia linfoide aguda (LLA). Médicos cubanos confirmaron que su pronóstico era reservado y que la niña era candidata a un trasplante alogénico de médula ósea, un procedimiento que el sistema de salud cubano no podía ni puede aun garantizar por falta de recursos, a pesar de su cacareado slogan por el mundo de «Potencia Médica».

Según el documento médico firmado por los doctores Ismael Iván Silverio y Wilfredo Roque García, “la menor tiene un pronóstico reservado” y debe someterse a trasplante celular. El colofón de la situación fue cruel: sin tratamientos disponibles en la Isla, la única alternativa era el extranjero.

El impacto del activismo de Darcy Borrero

Fue en ese momento cuando la periodista cubana independiente Darcy Borrero comenzó a documentar el caso en su perfil de redes sociales, denunciando la falta de atención médica adecuada en Cuba e impulsando la campaña en favor de Náthaly.

“Si la niña se hubiese quedado en Cuba, se hubiese muerto”, afirmaban seguidores y expertos en salud: la presión también se basaba en precedentes trágicos conocidos.

Darcy Borrero movilizó a familiares, fundaciones, abogados y políticos cubanoamericanos, como Marco Rubio. Su activismo fue crucial, pues logró poner el caso bajo la lupa mediática. Fue así que, el 25 de enero de 2023, el gobierno estadounidense otorgó el parole humanitario tanto a Náthaly como a su madre, como confirmó Diario de las Américas.

Reel de Facebook

El viaje y la atención médica en EE. UU.

El 29 de enero de 2023, la niña y su madre arribaron al Aeropuerto de Miami, donde fueron recibidas por el equipo organizador, incluyendo miembros de la Hometown Foundation, el senador Marco Rubio, abogados de inmigración y el filántropo Michael Fux, quien se comprometió a cubrir los gastos médicos y la estadía en el Nicklaus Children’s Hospital.

La emoción era inmensa.

“Obtener estas visas ha sido más que una bendición (…) es una oportunidad de vida para mi niña”, declaró la madre, entre lágrimas y gratitud. Las redes sociales, encabezadas por Darcy, reflejaron cientos de mensajes de apoyo y retransmisiones de la noticia.

Tratamiento y recuperación

En Estados Unidos, Náthaly inició de inmediato tratamientos oncoespecíficos, incluyendo quimioterapia de alta dosis, protocolos de soporte y planificación de trasplante de médula. Ahora, las mismas fuentes han revelado que la niña superó la leucemia y quedó “libre de cáncer”, confirmando que el cambio de escenario fue determinante para su recuperación.

En contraste, en Cuba, tal intervención médica hubiera sido imposible. Allá, todos quedan a merced de la disponibilidad de medicinas como metotrexato y ciclofosfamida —casi siempre agotadas— y de la imposibilidad de acceder a tratamientos modernos o trasplantes oportunos.

El caso de Náthaly muestra una dicotomía brutal: vivir o morir. Gracias a la sola intervención de figuras como Darcy Borrero, periodistas independientes y activistas digitales, se logró no solo visibilizar el caso sino mover toda una maquinaria diplomático-humanitaria que concluyó con una niña fuerte y sana en EE. UU.

Un esfuerzo tan urgente como el desplegado por la activista conocida como «Lara Crofs», en el caso de la niña Amanda Lemus Ortiz, quien luego de enormes pérdidas de tiempo e impedimentos para su salida fuera de Cuba, logró viajar a España y ser sometido a un transplante exitoso de órganos que le salvó la vida.

Hoy Náthaly recibe controles médicos periódicos, protege su salud frente a una posible recaída y se prepara para reconectar con su vida cotidiana en Estados Unidos. Pero su historia sigue siendo un símbolo poderoso del valor del activismo: sin él, sin esa presión desde lo civil y mediático, habría muerto.

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