Cuenta «Celestino García» que la primera vez que escuchó al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel referirse a la periodista Fabiola López, así en conversación entre socios, dijo que era «flaquita, súper linda y con tremendos faroles».
Cuando aquello no existía Liz Cuesta Peraza en el horizonte canelista. Es decir, hablamos de cuando el hoy gobernante cubano era apenas un alto dirigente en la provincia de Villa Clara. Primero en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC); luego en el Partido Comunista de Cuba (PCC)
«Celestino», nombre que usamos aquí, así, por razones más que obvias, dice que de esos años, a la fecha, ha llovido mucho.
«Los años pasan, el tiempo cambia, no es lo mismo tener 23, 24; incluso 28 y 35, que tener 60,» expresa el hombre que estuvo encargado durante muchos años de «guardarle» el secreto a su amigo Díaz-Canel.
«Celestino» aclara que Fabiola no tiene 60, sino más o menos 50, justo cuando accedió – bajo anonimato – a explicarnos por qué Fabiola López «prefiere» seguir en Telesur y no estar dentro del equipo de «periodistas del presidente».
«Liz Cuesta no permitirá a Fabiola López cerca de Díaz-Canel, Eso será por encima de su cadáver,»
dice, en uno de los audios enviados vía messenger de Facebook.
Y es que el cántaro va tanto a la fuente, hasta que un día… Es decir: Liz Cuesta Peraza, la esposa del mandatario cubano Díaz-Canel, conoce de los devaneos de este por Fabiola López. O al menos, los que tenía.
«Todo comenzó, dice «Celestino», incluso desde antes. No estoy seguro, pero es posible. Díaz-Canel siempre estuvo al frente de alguna organización – se refiere a la FEEM y la FEU – es posible que la haya conocido. No lo sé. Pero desde que lo conozco, cuando era dirigente de la UJC en Villa Clara, ya estaba metido con Fabiola. Era su amor platónico.«
La fuente afirma que, primero en Villa Clara, y luego en Holguín, antes de conocer a Liz Cuesta, Díaz-Canel le cuadraba a Fabiola López viajes para coberturas de prensa.
«La mandaba a buscar para Villa Clara, la ponía en casas de visita, para que ella hiciera los reportajes que ella hacía. La cortejaba,» explica «Celestino», que con tanto roce y confianza llegó hasta a un día a atreverse a preguntarle a Fabiola si había sucedido algo o no.
«Me dijo que no. Que nunca sucedió sucedió nada. Y le pregunté años después,»
expresó la fuente.
«Díaz-Canel era un muchacho apuesto. Alto, con melena, moderno. Y con sus ojos azules,… ¿tú me entiendes? Estaba soltero. La hospedaba en la casa de visita de La Riviera. Y allí se le aparecía de noche. Con flores, vino. Conversaban hasta tarde, amanecían juntos.»
«Juntos, pero no revueltos, según ella» aclara este ex hombre de confianza de Díaz-Canel que apunta otro dato a su favor: le gustaba el deporte, aunque era un poco malo en softball.
Y otro más: también Díaz-Canel, antes de conocer a Liz Cuesta estuvo perdidamente enamorado de otra villaclareña: Roxana Donato, ex funcionaria de la UJC en Villa Clara que terminó «cogiendo rollings» en Manicaragua, luego de que la madre de los hijos de Díaz-Canel se enterase del romance entre este y Roxana, y el propio Díaz-Canel se vió obligado a mandarla lo más lejos posible.
«Celestino» alega que cuando era algo muy oficial, Fabiola López llegaba a Villa Clara u Holguín con Tuñón, el camarógrafo; pero…
«En ocasiones la mandaba a buscar sola. Le mandaba un carro, a La Habana, para que ella se inventara alguna cobertura en Villa Clara u Holguín, algún trabajo periodístico. Lo que fuese.»
A pesar de que ser periodista del equipo presidencial – y un hueco dejó Boris Fuentes con su salida, mata de limón debajo del brazo, – tiene grandes ventajas (mejor salario, y dieta de comida «reforzada», transporte), Fabiola no pertenece ni pertenecerá a este equipo, asegura «Celestino».
«Ella sigue en Telesur, porque Liz Cuesta eventualmente, cuando empezó con Díaz-Canel, conoció de ese amor platónico. Se la tiene jurada. No pueden verse.»
«Ella no va a permitir que Fabiola se acerque a Díaz-Canel nunca,» .
concluyó su relato nuestra fuente.
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