Un ladrón en Bogotá, Colombia, debe estar lamentándose ahora mismo el momento en que decidió asaltar a una mujer que, para desdicha suya, resultó ser una mujer equivocada.
Y no nos referimos a que fuera más pobre, no. Nos referimos a que se trata de una mujer de armas tomar. De esas que tienen su vagina bien colocada y que se bastan y se sobran para enfrentar el miedo. Y a los abusadores.
Historias de abusadores que, valiéndose de una supuesta superioridad, por tamaño y fortaleza, han intentado abusar de una víctima aparentemente vulnerable y esta ha resultado ser su Waterloo. Conocemos muchas.
En Argentina, por ejemplo, hace alrededor de dos años, un ladrón le quiso robar su celular a una chica que era – y él no lo sabía – experta en jiu jitsu. El ladrón recibió una dura lección, nunca mejor dicho, pues la «supuesta víctima», lejos de amedrentarse persiguió al ladrón, le propinó una soberana paliza y luego lo inmovilizó, hasta que llegó la policía.
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En Buenos Aires también, en enero del 2020, un ladrón entró a robar a una casa en Buenos Aires y tuvo la mala suerte de hacerlo en una casa donde las ocupantes, sí, porque no era una sola, eran tres quienes vivían en la casa, eran practicantes de artes marciales.
El delincuente ingresó a la vivienda y poco después salió cargado de joyas, dinero en efectivo y una laptop, pero justo en la salida se tropezó con la dueña de la casa y con una de sus hijas; la otra, de 18 años, que dormía dentro salió tras los gritos de su madre y hermana.
Veamos la secuencia de este robo.
“Tres expertas en taekwondo”, así se refirió a Verónica, de 41 años y experta en el arte marcial, y a sus dos hijas, ambas campeonas sudamericanas de taekwondo, el medio que divulgó las imágenes del ladrón mientras recibía una brutal golpiza.
La pateadura fue tal, que el hombre hasta necesitó oxígeno en el hospital, donde debió ser atendido.
Casi exactamente un año antes, en Brasil, un ladrón no reconoció a una estrella de las artes marciales, luchadora de UFC y muy probablemente todavía le duelan los huesos de la paliza que le dieron.
El frustado ladrón, identificado como Max Gadelha Barbosa, no reconoció a la luchadora brasileña Polyana Viana, mujer conocida como la «Dama de hierro» y recibió su merecido.
Viana estaba esperando un Uber frente a su casa en Jacarepaguá, barrio de la zona oeste de esta ciudad brasileña, cuando el atracador intentó sorprenderla. Se acercó a ella, le amenazó y le pidió su teléfono móvil. De ahí en adelante, el cuento lo tuvo que hacer en el hospital.
Aunque claro, le fue mejor que a otro brasileño, ladrón también que le quiso robar a una mujer en la calle, sin saber que esta era policía. Su robo no duró más de un minuto, porque la mujer sacó su arma, le disparó y le dio muerte en plena calle.
En fin, ladrones que han querido «coger mango bajito» robándole a una mujer y han terminado golpeados y con dolor hasta en las uñas hay muchos.
Ahora, «el honor», le tocó a un colombiano.
Dice RCN que el suceso ocurrió en la mañana del miércoles 30 de noviembre.
Una mujer salió de su vivienda rumbo a su trabajo, pero fue interceptada por un motociclista que le quería robar sus objetos de valor, pero ella no se dejó quitar sus pertenencias.
En un video tomado por una cámara de seguridad cercana, se puede apreciar el momento exacto en que el ladrón se baja de su moto y ataca a la mujer que salía de su vivienda.
Tras el forcejeo, el delincuente salió huyendo y logra subirse a la moto, pero ella que venía detrás lo empujó y lo tumbó al suelo.
Sus gritos alertaron a los vecinos, que le dieron su merecido, primero, y luego lo llevaron a la comisaría, donde terminó sentado en el piso y con un brazo en alto, esposado a un tubo.
Uno de los videos resulta hasta gracioso, porque se le escucha a la mujer recriminar al ladrón:
“Trabaje papi, trabaje”, le dice.
Este, seguramente, cuando salga en libertad, lo pensará dos veces antes de asaltar a una mujer.
