Después del CUP, el dólar, el euro y el MLC, los caramelos heredan la batuta del viejo y extinto chavito, como moneda de cambio en Cuba
La economía cubana siempre nos sorprende con innovaciones dignas de un estudio en Harvard… o en un circo. Esta vez, el show viene en forma de caramelos, cortesía de las tiendas dolarizadas del régimen, que han encontrado la solución definitiva a la falta de cambio: en lugar de darte centavos, te dan dulces. Y lo mejor de todo es que ahora no solo tienes que preocuparte por conseguir los dólares para comprar, sino también por los empastes que perderás en el proceso.
Según Yamilé Álvarez Tejo, jefa del departamento comercial de Tiendas Caribe, la indignación popular no es más que una “burla” y un intento de ridiculizar la medida. Claro, porque recibir el cambio en caramelos cuando pagas en dólares es lo más serio y normal del mundo. Es más, si la indignación sigue creciendo, tal vez declaren al caramelo como moneda oficial de curso legal. Al fin y al cabo, ya nos vendieron la idea de que para desdolarizar la economía primero hay que dolarizarla, así que cualquier disparate es posible.
Pero no seamos malagradecidos. La funcionaria fue clara: no solo son caramelos, hay “otros productos disponibles en la caja registradora”. Es decir, la rifa del vuelto incluye chicles, bombones, chupa-chupas, rompequijás y, con suerte, una curita para taparte la herida que te dejará el precio de lo que compraste. ¡Qué bendición vivir en un país con soluciones tan creativas! Si sigues acumulando estos “vueltecitos”, quizás en un año puedas cambiarlos por un pomo de aceite… en el mercado negro, por supuesto.
A ver, es que hay que ser muy descarados. ¿En qué país del mundo sucede eso? Además, ¿qué funcionario que se respete avala eso? Pero en Cuba no hay cara, no hay vergüenza.
Mientras tanto, el vocero estrella del régimen, Randy Alonso, tuvo la audacia de comparar la situación con otras economías parcialmente dolarizadas. Qué reconfortante saber que en algún rincón del planeta también le dan vuelto en caramelos a la gente, aunque todavía estamos esperando que nos diga exactamente en qué país ocurre eso. ¿Suiza? ¿Noruega? ¿O será en Narnia?
Randy Alonso es un descarado de marca mayor. Avalar lo del vuelto en caramelos, cuando él mismo se ha quejado públicamente de cosas menos graves que le han sucedido en esa tienda de 3ra y 70 con unas latas de puré de tomate, una cajera y un vuelto que no le dieron, es como lamerle las botas del régimen, diez veces y quedarse con ganas… de chupar caramelos.

La ciudadanía, por su parte, ha respondido con la única arma que le queda: la burla. “Si me dan vuelto en caramelos, ¿puedo pagar con caramelos la próxima vez?”, se pregunta un cubano en redes sociales. Excelente idea, pero lo más probable es que el día que lo intentes te respondan que “el caramelo no es moneda de curso legal” y te confisquen el paquete por actividades especulativas.
Y, por supuesto, la cereza en el pastel la pone el mismísimo primer ministro Manuel Marrero Cruz, quien asegura que el objetivo final es la desdolarización, pero que para ello primero hay que dolarizar. Es decir, hay que ahogarse antes de aprender a nadar, hay que incendiar la casa antes de construirla de nuevo. ¿Y el pueblo? Pues que vaya practicando cómo hacer magia y convertir caramelos en billetes.
Mientras tanto, en esta tragicomedia de la economía cubana, el ciudadano de a pie sigue lidiando con una realidad cada vez más absurda. Y mientras las autoridades insisten en que todo es por el bien del pueblo, los cubanos se quedan con la única certeza de siempre: su vida es el experimento eterno de un régimen que, después de 65 años, sigue sin encontrar la fórmula… pero ahora, con caramelos.
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