El mayor evento de las artes visuales en Cuba y uno de los más conocidos por impulsar la creación artística del llamado Tercer Mundo inicia hoy su décimo cuarta edición con el lema Futuro y contemporaneidad.
Sobre ese eje temático trabajarán artistas de más de diez países, según confirman los organizadores del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, quienes precisan además que el evento pretende sostenerse como una suerte de work in progress. Para ello será dividido en tres experiencias consecutivas: Preámbulo, La Bienal de La Habana y Regreso al Porvenir, con lo cual, aseguran, se extenderá hasta el 30 de abril de 2022 en constante modificación; con su habitual evento teórico, sus exposiciones y su expansión al resto del país.
Desde su cuenta oficial en twitter, los responsables admitían la “necesidad de actualizar su pauta y adaptarla, aún más, a las especificidades de nuestro contexto”. Es precisamente el escenario de la Cuba que recibe a la Bienal, el que ha puesto a la cita su más grande disyuntiva en 37 años de fundada.
Divida entre el sí y el no de numerosos artistas nacionales y extranjeros, la Bienal tendrá que lidiar con el rechazo rotundo de quienes denuncian la censura y el encarcelamiento al que se han visto sometidos no poco artistas en el país. El Movimiento San Isidro, por ejemplo, está compuesto en buena medida por artistas visuales y encabezado por Luis Manuel Otero Alcántara, a quien la cita nunca ha podido invitar, pero que aun así ha logrado agenciarse con sus obras la suficiente visibilidad como para ser tomado en cuenta.
Hasta el día de hoy el camino no ha sido simple para los artistas cubanos, primero un decreto ley 349 levantaba molestias en grupos jóvenes de creadores y también en otros ya consolidados, como el Premio Nacional de Artes Plásticas, Lázaro Saavedra, quien desde su obra mostró incomodidad con dicha legislatura y también con decisiones promovidas desde el alto mando de la institucionalidad en el país.
Luego, el 27 de noviembre de 2020 centenares de artistas hacían estancia frente al Ministerio de Cultura para exigir sus derechos y más recientemente ese mismo grupo y otros lanzaban el movimiento internacional que no pocas firmas ha sumado en contra de La Bienal y su realización.
“Son las mismas instituciones y los mismos funcionarios que organizan la XIV Bienal de La Habana, los que se niegan a escucharnos, quienes han consentido y participado en la violencia ejercida contra artistas y trabajadores de la cultura, por intentar una mayor autonomía para nuestra cultura y los derechos civiles de la ciudadanía”, rezaba en el documento titulado ¿Por qué decimos NO a la Bienal de La Habana y pedimos que hagas lo mismo?, el cual circuló en las redes y fue publicado también en la prestigiosa revista latinoamericana Artishock.
Hasta el día de ayer, la artista Coco Fusco, hacía ver en sus redes sociales que de los invitados oficiales al evento ya sumaban 10 los que habían renunciado a dicha participación. Con ellos crecía la lista de firmantes por el NO, entre los cuales se encuentra por ejemplo la mediática Marina Abramovic, cuya participación en otras ediciones le ha hecho conocer el evento de cerca. Además figuran Tania Bruguera, Marco Castillo, Cildo Miereles, Úrsula Biemann y más de un centenar de creadores más o menos conocidos.
La campaña-respuesta tejida desde la oficialidad hizo igualmente un llamado de apoyo a la comunidad artística y logró un número importante de firmas. No obstante, en ninguno de sus sitios oficiales se ofrece una cifra exacta de los participantes. Solo se ha dicho que “la decisión de celebrar la Bienal respondió no solo a los deseos de muchos artistas y especialistas cubanos en artes visuales, sino también al imperativo de estabilizar, en lo posible, su periodicidad bianual y asimismo corresponder a la vocación universalista y de cultura abierta que caracteriza a Cuba desde hace décadas”.
La primera de las exposiciones que podrá disfrutar el público durante estos meses será Caminos que no conducen a Roma: colonialidad, descolonización y contemporaneidad ubicada en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y donde se incluyen obras de los artistas cubanos Roberto Diago, Nelson Villalobos y Glenda Salazar; así como los extranjeros Joiri Minaya, Dulce Chacón, MURU 7.8, Lawrence Abu, Romaric Tisserand, Patrick Waterhouse, Edith Roux y Roger Ballen; este último, de los Estados Unidos.