La oleada migratoria ocurre en un escenario político económico marcado por la represión a manifestantes del 11 de julio, la enorme inflación y el desabastecimiento galopante que le impide a los cubanos adquirir la mayoría de los productos básicos en pesos cubanos.
“Hay una cuota muy alta de responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos en los flujos migratorios irregulares de ciudadanos cubanos que puedan estar realizándose a través de Nicaragua o a través de otros países, inclusive a través de las salidas ilegales vía marítima”, afirmó Ernesto Soberón Guzmán, director general de asuntos consulares y atención a cubanos residentes en el exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), durante una conferencia de prensa ofrecida en el Centro Internacional de Prensa, ubicado en el barrio de El Vedado, en La Habana.
El funcionario calificó de “combinación maquiavélica” la supuesta estrategia implementada por el gobierno de los Estados Unidos para generar la estampida migratoria de los cubanos.
“De una parte se refuerza el bloqueo se refuerza la persecución financiera, se obstaculiza el desarrollo del país”, y de otra “ese propio gobierno que toma estas medidas para obstaculizar el desarrollo económico de Cuba, adopta decisiones con un carácter evidentemente político, que obstaculizan los flujos de los viajeros regulares, suspensión de los servicios consulares en La Habana, la obligatoriedad de tener que ir a terceros países a solicitar una visa, el tema de los obstáculos a las remesas que también constituye un obstáculo al desarrollo ya de la familia”.
Aunque la pregunta que le hizo Andrea Rodríguez, corresponsal en Cuba de la agencia AP, a Ernesto Soberón Guzmán versaba sobre el incremento sustancial del flujo migratorio de ciudadanos cubanos suscitado en los últimos meses a través de Nicaragua con el objetivo de arribar a los Estados Unidos, el director de asuntos consulares se limitó a calificar la exención de visado a los cubanos establecida en noviembre de 2021 por el gobierno de Daniel Ortega como una “decisión soberana del gobierno nicaragüense que nosotros respetamos”.
Esta disposición “no es un caso aislado. Hay otros países que eximen a los ciudadanos cubanos de requisitos de visas para viajar a sus territorios. En algunos casos responden a acuerdos que se firmaron en su momento con una concepción de reciprocidad. En otros casos como este, responde a una decisión del gobierno receptor. Y en el caso de Nicaragua, al igual que realizamos con otros países de América Latina y el Caribe, tenemos contacto sistemáticos en materia migratoria y consular”, enfatizó Ernesto Soberón sin referirse a las altas cifras de cubanos que buscan volar a Nicaragua para enrumbar hacia la zona norteamericana, vadeando la peligrosa Selva del Darién.
Refirió que el más reciente encuentro migratorio entre Nicaragua y Cuba se celebró de manera virtual los días 20 y 21 de abril de 2021, y “en todos los casos, incluidos los encuentros que tuvimos en su momento con Estados Unidos, antes de que el gobierno de ese país decidiera suspender las conversaciones migratorias bilaterales, el objetivo fundamental es garantizar flujos de viajeros regulares y ordenados y seguros. Y para ello crear mecanismos de cooperación bilateral que contribuyan a este objetivo. Y al mismo tiempo crear mecanismos de cooperación y estrategias para combatir fenómenos asociados a la migración irregular, como es el caso de la trata de personas, y el tráfico ilegal de migrantes”, afirmó, para luego pasar a enumerar las “altas cuotas” de responsabilidad de los Estados Unidos.
Ernesto Soberón Guzmán argumentó que hasta la primera mitad de 2017, previo a la adopción del “resto de las medidas que obstaculizaron los viajes, todos los gobiernos, incluido el gobierno de los Estados Unidos, e incluidos los gobiernos de tránsito, por donde transcurre ese flujo irregular de ciudadanos cubanos y de ciudadanos de otras nacionalidades” reconocían “que el flujo migratorio irregular de ciudadanos cubanos se había reducido drásticamente. Por qué, porque las personas tenían una vía de poder realizar el viaje, una vía regular, segura, que al final es nuestro principal objetivo y reitero, las medidas migratorias que se han adoptado en Cuba ninguna está dirigida a limitar los viajes en un sentido u otro. Por el contrario, las medidas están adoptadas, dirigidas a favorecer esos viajes, a favorecerlos de manera regular, ordenada y segura.
La oleada migratoria ocurre en un escenario político y económico marcado por la represión a manifestantes del 11 de julio, la enorme inflación y el desabastecimiento galopante que le impide a los cubanos adquirir la mayoría de los productos básicos en la moneda que cobran.
