En Río Cauto, la tierra del «Dios Fidel» y el «yo me erizo», una madre con problemas protesta públicamente y…

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Muchos reconocen a Río Cauto, territorio montañoso de la provincia de Granma, por la viralidad reciente alcanzada gracias a declaraciones de dos ancianas con motivo de la visita del mandatario cubano Miguel Díaz-Canel a ese paraje recóndito de la geografía oriental cubana. Ahora, el nombre, ha vuelto a cobrar fuerza porque, lejos de la «alegría» mostrada por aquellas dos ocambas en febrero del 2024, una madre ha alzado la voz para denunciar su paupérrima situación.

De la idolatría al desespero

En febrero de 2024, el pequeño municipio de Río Cauto saltó a la fama cuando dos ancianas expresaron su devoción absoluta por el actual gobernante cubano, comparándolo con Fidel Castro. «Ay mi amor, ¿eh? Cómo si viera al Dios Fidel. Como si hubiera visto otra vez Fidel. Miren si me erizo, porque a los dos lo he querido, con la alma, con la vida», dijo una de ellas. Otra dijo que «tenemos problemas, pero se pueden resolver», para luego aparecer en otro video pidiéndole a sus «seguidores», un teléfono en mejores condiciones que el que ella tenía.

Aquellas declaraciones, en aquel momento, dieron lugar a memes de todo tipo. Algunos de ellos, como este aquí debajo, se volvieron virales.

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Sin embargo, mientras estas palabras viajaban por el ciberespacio con una mezcla de incredulidad y burla, la realidad de Río Cauto seguía siendo la misma: un lugar sumido en la miseria, con familias pasando hambre y sin recursos básicos. Prueba de ello es el caso de Mayelín Carrasco Álvarez, una madre de 47 años, residente en la comunidad rural de Guamo Viejo, quien recientemente protestó en la Plaza Ángel Fría de Río Cauto para denunciar la falta de alimentos y la total desatención del gobierno local.

La protesta de Mayelín Carrasco y su violenta detención

Mayelín Carrasco Álvarez, madre de tres hijos, decidió enfrentar la realidad que otros callan y se subió a una tarima para exigir respuestas. «¿Dónde está la Revolución que dejó Fidel? ¿Dónde está la Revolución que dejó Raúl? No hay Revolución porque todo se ha caído, y no le voy a echar la culpa al presidente Canel, pero ¿a quién le voy a echar la culpa?», gritó ante una audiencia pasmada.

A pesar de que los pobladores no se sumaron a su reclamo, muchos comenzaron a reaccionar cuando la policía política llegó y la bajó violentamente de la tarima. Entre empujones y resistencia, Mayelín fue arrastrada por dos agentes vestidos de civil, mientras se escuchaban gritos de «¡Suéltenla!», «¡Abusadores!» de los pocos que se atrevieron a manifestar su indignación.

Las imágenes de la detención, compartidas en redes sociales, han generado un debate sobre la falta de libertades en Cuba y el costo de alzar la voz en una nación donde protestar equivale a ser reprimido.

La reacción del régimen: desmentir y desacreditar

Como es costumbre, la respuesta del Estado cubano no se hizo esperar. El Gobierno Municipal de Río Cauto emitió un comunicado en el que calificó la actitud de Mayelín como «inaceptable» y aseguró que su familia no está desamparada. Según la versión oficial, se le brindó «una facilidad temporal con paredes de tabla y zinc» y se le ofrecieron múltiples empleos, los cuales supuestamente rechazó.

«En Cuba nadie se queda desamparado», concluyó el comunicado, sin mencionar la violencia empleada contra ella ni su derecho a expresarse libremente.

Además de esa declaración, varios post publicados en Facebook por las conocidas «ciberclarias», pretendieron mostrar una realidad paralera en el municipio del «yo me erizo», para hacer creer que allí, la mayoría del pueblo, respalda a la mal llamada Revolución.

La estrategia del régimen es clara: desacreditar a quienes protestan, minimizar sus reclamos y justificar la represión con argumentos burocráticos. En este caso, el hecho de haber recibido una vivienda precaria de tabla y zinc y una oferta de empleo mal pagado es suficiente, según el Estado, para considerar su protesta como ilegítima.

El miedo y la parálisis social

A pesar de la indignación en redes sociales, el caso de Mayelín Carrasco Álvarez evidencia el miedo que impera en la población cubana. Si bien algunos gritaron «¡Suéltenla!» cuando la policía la arrastraba, nadie se sumó a su protesta mientras estaba en la tarima. Esta pasividad, producto de años de represión y miedo, demuestra que en Cuba la lucha no es solo contra la escasez, sino también contra el propio temor a las consecuencias de desafiar al sistema.

Mientras el gobierno se aferra a discursos vacíos y manipulaciones mediáticas, la realidad de lugares como Río Cauto sigue siendo la misma: pobreza, hambre y un pueblo sometido a la resignación forzada. En la tierra donde algunas ancianas ven en Díaz-Canel a un «Dios», también hay madres que claman justicia y reciben por respuesta la violencia y el encarcelamiento.

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