En un Día de los Padres que se suponía festivo, la cantante cubana Seidy La Niña, conocida por su estilo atrevido y su conexión con la cultura popular cubana, se encontró en el centro de un torbellino de opiniones divididas tras publicar contenido familiar que, para algunos, cruzó ciertos límites culturales.
Desde Miami, donde actualmente reside, la artista compartió en redes una foto de su infancia en la que aparece dándole un beso en la boca a su papá. Junto a esa imagen, publicó también un video reciente bailando con él de manera que algunos calificaron como “atrevida”. El gesto, que ella describe como una simple “gozadera”, desató una ola de comentarios que oscilan entre la comprensión cultural y el juicio moral.
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Pero lejos de esconderse o borrar las publicaciones, Seidy decidió enfrentar la controversia con un mensaje honesto y sin rodeos. En un Reel que circula ampliamente entre sus seguidores cubanos, tanto en la isla como en la diáspora, explicó el origen de sus gestos y lo que significan para ella.
“Puse un video en donde estoy bailando con mi papá, como gozadera, como símbolo de alegría”, explicó. “No es mi intención faltarle el respeto a nadie, pero en Cuba esto es muy normal, al menos para mí es normal”. Y añadió con serenidad: “En esta foto yo era pequeña, y mi papá, cada vez que se despedía de mí, me daba un piquito en la boca. Para mí no es una ofensa, para mí es una muestra de cariño”.
Las declaraciones no tardaron en generar nuevos debates, esta vez más complejos y cargados de matices. ¿Hasta qué punto una práctica cultural puede ser malinterpretada desde otro contexto? ¿Dónde comienza la incomodidad colectiva y dónde termina la libertad individual de expresar afecto?
En Cuba, los vínculos familiares suelen vivirse de forma intensa y cercana, con muestras de afecto que en otras culturas podrían parecer exageradas o inapropiadas. Desde dar “piquitos” entre padres e hijos, hasta dormir juntos más allá de cierta edad, existen prácticas marcadas por el calor humano y la confianza, aunque también sujetas al lente con que se las mire. Para quienes han emigrado y ahora viven entre códigos culturales distintos -como el caso de Seidy en Miami- ese contraste puede volverse explosivo en redes sociales, donde todo se expone y se juzga.
“Siempre he compartido de una forma sana con mi papá”, insistió la cantante, “y tanto él como la familia mía por parte de padre son muy cariñosos”. Su reflexión cerró con una pregunta directa a su audiencia: “Honestamente, yo quiero saber si para ti esto es algo normal. Que tu papá te dé un besito en la boca o bailar atrevidamente con él, ¿está bien?”
La reacción de Seidy no solo busca defenderse, sino abrir una conversación sobre costumbres, afecto y los malentendidos que nacen cuando una imagen se saca de su contexto cultural. En un mundo cada vez más globalizado, donde los gestos pueden ser leídos desde realidades muy distintas, artistas como ella quedan expuestos a esa tensión entre lo íntimo y lo público, lo cubano y lo extranjero.