La crisis del transporte en Cuba sigue intensificándose en 2024, y las medidas implementadas por el gobierno, como el arriendo de vehículos estatales a particulares, lejos de resolver el problema, han generado caos y desigualdades en el sector.
El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, reconoció en su plataforma de Facebook las duras críticas de la población sobre este sistema, que, aunque ha permitido poner en marcha algunos ómnibus y otros vehículos que estaban paralizados, ha traído consigo una serie de problemas significativos. Entre ellos, mencionó la desorganización, el acceso irregular a combustibles y otros materiales, y la falta de disciplina en la gestión de los vehículos arrendados.
Este modelo de arriendo, que se implementó hace más de una década, ha permitido que gacelas, triciclos eléctricos, taxis y ómnibus presten servicios bajo la administración privada, aunque con serias limitaciones.
El ministro destacó que, hasta julio de 2024, se habían arrendado 750 ómnibus y 106 semiómnibus en todo el país, de los cuales solo el 73,5% y el 46,2%, respectivamente, estaban operativos. Las provincias más beneficiadas por este sistema han sido Santiago de Cuba, Holguín, Granma y Guantánamo, mientras que en otros territorios la incidencia ha sido mínima.
A pesar de los intentos de justificar la implementación de este sistema, el propio Rodríguez Dávila admitió que el arrendamiento de vehículos ha traído consigo una «desregularización de los precios».
Muchos de los arrendatarios han establecido tarifas muy por encima de lo que la mayoría de los ciudadanos puede pagar, lo que ha creado una profunda desigualdad en el acceso al transporte. Esta situación ha obligado a los cubanos a recurrir cada vez más a taxis privados, cuyas tarifas también son elevadas, en un contexto donde los salarios no permiten cubrir tales gastos.
Por si fuera poco, denuncias de personas hacia este «sector privado», parecen caer en tierra de nadie. «Tradicionalmente» una queja contra un chofer estatal termina en el Ministerio de Transporte, y en no pocos casos ha terminado con la separación de la entidad del chofer denunciado ; pero en estos casos en que el vehículo es estatal, pero el chofer es privado, ¿quién resuelve esa queja? ¿La policía? ¿El Ministerio de Justicia?
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Otro factor crítico que contribuye a la crisis del transporte es la falta de recursos materiales y técnicos. El deterioro de los vehículos debido a la escasez de repuestos, neumáticos y baterías, sumado a la falta de combustible, ha reducido drásticamente la capacidad operativa del transporte público. En el primer semestre de 2024, solo se transportó el 72% de los pasajeros planificados, lo que representa una disminución del 10% respecto al año anterior.
Rodríguez Dávila también señaló que la crisis no solo se debe a problemas materiales, sino también a la falta de disciplina y organización dentro del sector. Criticó a algunos conductores por no respetar las paradas y las regulaciones, además de engañar a los pasajeros sobre sus rutas o circular con vehículos vacíos. La comercialización ilegal de boletos y el uso indebido de recursos públicos también han exacerbado la insatisfacción de la población.
La crisis del transporte en Cuba no es solo un problema de movilidad, sino que afecta gravemente la vida diaria de los ciudadanos. La falta de transporte adecuado no solo dificulta el traslado de las personas, sino que también ha impactado en otros servicios esenciales, como la recolección de basura y las emergencias médicas, áreas en las que el transporte estatal también es insuficiente.
El panorama es desalentador, y aunque el gobierno ha anunciado que se tomarán nuevas medidas en el segundo semestre de 2024 para mejorar el transporte público, la realidad es que los problemas estructurales y la falta de recursos hacen difícil prever una mejora sustancial a corto plazo.
La dependencia de modelos de gestión privada para resolver problemas del sector público ha demostrado ser insuficiente, generando más desigualdades y dificultando aún más la vida cotidiana de los cubanos