El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso enfrenta nuevamente un proceso de reparación, luego de detectarse serias afectaciones estructurales y una infestación de comején, apenas nueve años después de su última restauración capital, que implicó una millonaria inversión.
Según informó la revista Hola Habana del canal televisivo Canal Habana, el icónico edificio “se encuentra sometido a un proceso de inversión constructiva de su sala principal y varios espacios, con el fin de reincorporar en el menor tiempo posible su programación artística de excelencia”.
No es la primera vez que el teatro sufre este tipo de problemas. En febrero de 2023, las autoridades culturales anunciaron su cierre temporal debido a daños en la sala principal, provocados por el comején y desprendimientos en la losa superior.
La presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, Lillitsy Hernández Oliva, detalló entonces que también se habían detectado filtraciones en el sistema de climatización, deterioro en el techo del tercer piso y afectaciones por vibraciones sonoras.
El teatro —sede del Ballet Nacional de Cuba y de importantes eventos nacionales e internacionales— fue objeto de una profunda restauración entre 2013 y 2015, que abarcó desde las fachadas hasta los interiores. La obra incluyó la renovación de palcos, cubiertas, tabloncillos, mobiliario, telones, climatización, acústica, mecánica escénica, salones de ensayo y más de 20 camerinos.
Reabrió sus puertas en enero de 2016, poco antes de la visita del entonces presidente estadounidense Barack Obama, quien ofreció allí un discurso durante su histórico viaje a la isla.
En redes sociales, la nueva intervención ha generado críticas por la falta de mantenimiento preventivo y la opacidad en la gestión de los recursos.
Fotografías recientes muestran el deterioro exterior del inmueble, con portales sucios, basura acumulada, columnas manchadas de orina y personas sin hogar durmiendo en su entrada, una imagen que contrasta con su antiguo esplendor.
El estado del Gran Teatro no es un caso aislado. En Centro Habana, el Teatro Musical permanece en ruinas y cubierto de desechos, mientras que el Teatro Sauto, en Matanzas, sufre vandalismo y abandono, con enfermos mentales deambulando por sus instalaciones.





