El trágico caso de Laura Winham, una mujer de 38 años encontrada en estado “momificado y casi esquelético” en su apartamento en Woking, Reino Unido, conmocionó al público tras revelarse que permaneció fallecida más de tres años. Laura, quien padecía problemas de salud mental, dejó escritos desgarradores en su diario, donde describía su lucha contra el hambre y la soledad. En una de las entradas, escribió: “Me muero de hambre”, mientras narraba su subsistencia con alimentos mínimos como papas y queso.
La desconexión de Laura Winham con su familia, iniciada años antes debido a su condición mental, fue clave en su aislamiento. En 2014, ella comunicó su deseo de cortar toda relación, asegurando que cualquier contacto exacerbaba sus problemas. Su familia, respetando sus deseos, perdió el contacto directo. No fue hasta 2021 que, preocupados por su bienestar, visitaron su hogar, donde, a través del buzón, su hermano descubrió el cadáver.
En el tribunal, se mostró el deterioro del apartamento, con escasos alimentos y monedas sueltas, evidencia de su precaria situación. Expertos no lograron determinar la causa exacta de muerte debido al avanzado estado de descomposición del cuerpo.
La audiencia sobre el caso está pendiente de una conclusión oficial, pero por extraño que pueda parecerle la muerte de Laura Winham, y por lo mucho que le puedan parecer tres años, hay casos más extremos similares a este.
Por ejemplo, en agosto de 2024, en Kioto, Japón, se descubrió el cuerpo momificado de una mujer que había estado desaparecida… ¡Durante más de una década!
El hallazgo ocurrió cuando uno de sus hijos, ahora adulto, contrató a una empresa de limpieza para preparar la casa familiar para su venta. La vivienda, que había permanecido en estado de abandono, presentaba una acumulación significativa de basura, restos de comida y ropa. En una de las habitaciones, cerrada durante años, los empleados encontraron los restos de la mujer bajo cobijas viejas, según reseña El Imparcial
La mujer había sido reportada como desaparecida por su esposo hace más de 10 años. Tras la denuncia, las autoridades no lograron localizarla ni encontrar indicios de su paradero. El esposo falleció algunos años después de la desaparición, y la familia mantuvo una relación distante y problemática, lo que contribuyó a que la ausencia de la mujer pasara desapercibida. Además, las condiciones deplorables de la vivienda impidieron que el olor del cuerpo en descomposición fuera detectado por los residentes.
Las autoridades confirmaron que los restos pertenecían a la madre desaparecida. Aunque se especula que la mujer podría haber fallecido por causas naturales en su habitación, la causa exacta de su muerte aún no ha sido determinada, y la investigación sigue abierta. Este caso ha generado preguntas sobre cómo la desaparición de la mujer pudo pasar desapercibida durante tanto tiempo, especialmente considerando que en 2013 la policía visitó la residencia en respuesta a la denuncia de desaparición y no la encontró.
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