La violencia vuelve a ocupar el centro de la conversación pública en Cuba, esta vez por dos sucesos ocurridos con pocas horas de diferencia en extremos opuestos del país. Ambos casos, difundidos por La Tijera News, revelan un patrón que ya no sorprende a los ciudadanos, pero sí los deja cada vez más expuestos: la combinación de crisis prolongada, apagones y deterioro institucional ha convertido a la isla en un territorio donde la inseguridad se multiplica.
En Morón, Ciego de Ávila, el bicitaxero Yoander Esquivel sobrevivió de milagro a un asalto perpetrado por dos hombres que habían alquilado su vehículo para viajar hasta el poblado de Bolivia. Uno de ellos, identificado como Alexander Tamayo, conocido como El Mellizo, habría simulado un viaje rutinario para luego atacar al conductor en la zona de Las Cuatro Esquinas.
Esquivel logró escapar cuando lo sujetaron por el cuello, pero una amenaza con cuchillos lo obligó a abandonar su único medio de sustento. El bicitaxi robado, descrito por la víctima con visos de inventario mecánico —tres asientos de Yutong, lona azul encerada, motor Lombardini 82, luces LED— circula ahora por la PNR a nivel nacional mientras la comunidad pide colaboración para recuperarlo.
Horas antes, en Guantánamo, la violencia alcanzó un nivel aún más brutal. Eraismis, un vecino de la ciudad, fue asesinado a puñaladas dentro de su vivienda tras sorprender a ladrones que habían entrado aprovechando un apagón nocturno. El crimen, ocurrido en la oscuridad total de Calle 12 Sur y 5 Oeste, dejó a los residentes conmocionados y con la sensación de que ni siquiera el hogar ofrece ya refugio.

Los comentarios de los propios cubanos, recogidos en las publicaciones de La Tijera, revelan un diagnóstico compartido: un país sin electricidad, sin transporte, sin alimentos y sin instituciones capaces de frenar el delito es también un país donde la vida cotidiana se vuelve un ejercicio de vulnerabilidad permanente. La indignación se mezcla con miedo, y el miedo con la certeza de que, mientras la crisis siga profundizándose, sucesos como estos dejarán de ser excepciones para convertirse en paisaje.



















