Las recientes decisiones de la administración del presidente Donald Trump han intensificado el debate sobre la política migratoria de Estados Unidos, generando preocupación tanto a nivel nacional como internacional. La llegada de marines estadounidenses a la Base Naval de Guantánamo, en Cuba, y la colaboración ofrecida por Panamá para facilitar las deportaciones son acciones que podrían tener consecuencias significativas para miles de migrantes.
El Gobierno de Estados Unidos anunció que un contingente de marines ha arribado a la Base Naval de Guantánamo para apoyar en la expansión del Centro de Operaciones Migratorias.
Marines assigned to 1st Battalion, 6th Marine Regiment, @2dMarDiv, have arrived in Guantanamo Bay, Cuba, to prepare to expand the Migrant Operations Center at Naval Station Guantanamo Bay.@Southcom | @USMC pic.twitter.com/Ukw5DOSfZz
— Department of Defense 🇺🇸 (@DeptofDefense) February 2, 2025
Esta medida forma parte de la misión encomendada por el presidente Trump de albergar hasta 30,000 migrantes indocumentados en dichas instalaciones. Según declaraciones de Trump, la base recibirá a «los peores inmigrantes que amenazan a los estadounidenses», incluyendo a aquellos considerados peligrosos o con antecedentes criminales.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha enfatizado que a los migrantes trasladados a Guantánamo se les «seguirá el debido proceso» y que la ubicación en territorio cubano es una ventaja para el gobierno estadounidense.
.@Sec_Noem: Guantanamo Bay will be an asset to us for in detaining the worst of the worst illegal aliens as we facilitate their repatriation BACK to their own countries. pic.twitter.com/Qdc5AZyuuD
— Rapid Response 47 (@RapidResponse47) February 2, 2025
Guantanamo Bay is already holding the worst of the worst. Soon it will have the capacity to house even more criminal illegal aliens. pic.twitter.com/DBwz6OLKjw
— Homeland Security (@DHSgov) January 31, 2025
Paralelamente, tras la llegada del Secretario de Estado norteamericano a Centroamérica, como parte de su primera gira internacional, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha ofrecido al mandatario estadounidense la posibilidad de utilizar el aeropuerto de Metetí, en la provincia de Darién, como punto estratégico para facilitar la repatriación de migrantes hacia sus países de origen.
I met with Panamanian President @JoseRaulMulino and Foreign Minister @javierachapma to make clear that the United States cannot, and will not, allow the Chinese Communist Party to continue with its effective and growing control over the Panama Canal area. We also discussed… pic.twitter.com/Hj0pXGahqk
— Secretary Marco Rubio (@SecRubio) February 2, 2025
Este acuerdo permitiría un flujo ordenado de migrantes irregulares trasladados desde Estados Unidos, con los costos de las operaciones cubiertos por el gobierno estadounidense.
"Panamá no va a invertir un dólar en eso -ampliar el memorándum de entendimiento-. Así como en el aeropuerto de Metetí, se tendrán que construir las instalaciones que correspondan para manejar personas, a nosotros nos conviene mucho, sobre todo en el retorno de migrantes",… pic.twitter.com/FfmnteRhN3
— Telemetro Reporta (@TReporta) February 2, 2025
Mulino aclaró que este acuerdo no implica la presencia de fuerzas militares estadounidenses en Panamá, sino únicamente de funcionarios relacionados con el control de fronteras.
“Panamá recibirá migrantes de otras nacionalidades “Vienen migrantes para Panamá y se enviarán a sus respectivos países bajo total costo de los Estados Unidos. La pista de Metetí está ahí, pero se tendrá que ampliar para que aviones más grandes puedan aterrizar allí”, Mulino. pic.twitter.com/3mnXGIda3x
— Destino Panamá (@Destinopanam) February 2, 2025
Estas acciones han generado diversas reacciones en la comunidad internacional. El gobierno cubano ha condenado la decisión de expandir la detención de migrantes en Guantánamo, calificándola de «brutalidad» y señalando que la base es un «territorio de Cuba ilegalmente ocupado». Por otro lado, algunos líderes latinoamericanos han mostrado resistencia a las políticas migratorias de Trump. Por ejemplo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, inicialmente se negó a aceptar vuelos de deportación desde Estados Unidos, aunque posteriormente accedió a recibir a los deportados.
En el ámbito interno, estas medidas han sido objeto de debate. Mientras que la administración Trump defiende la necesidad de medidas estrictas para garantizar la seguridad nacional, organizaciones de derechos humanos y algunos sectores políticos critican la dureza de estas políticas y advierten sobre posibles violaciones a los derechos humanos de los migrantes.
La expansión de las instalaciones en Guantánamo y la colaboración con países como Panamá para facilitar las deportaciones reflejan un enfoque más agresivo en la política migratoria de Estados Unidos. Sin embargo, estas acciones también plantean interrogantes sobre su impacto en la imagen internacional del país y las implicaciones éticas de tales medidas.
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