Hasta las oficinas del ministro del Transporte en Cuba, Eduardo Rodríguez Dávila, llegó la heroica acción del chofer de ómnibus que hace unas semanas desvió su vehículo para auxiliar a una embarazada varada en la vía. En un post de Facebook, el titular cubano quiso revelar la identidad de conductor en un gesto de agradecimiento público.
Se trata de Ernesto Hernández, chofer de la ruta 222 que une al Parque de la Fraternidad con el Paradero de la Lisa. Según contó el propio ministro, Ernesto soñaba con ser maestro, pero terminó dedicándose al transporte público en La Habana por más de tres décadas.
“Es otro de los rostros del transporte que nos gustaría develar; muy en contra de su voluntad, pues, aunque por estos días es el chofer más conocido de La Habana, su humildad hace que estos reconocimientos lo incomoden”, escribió Rodríguez Dávila en su publicación, donde adjuntó fotos del conductor.
La historia de Ernesto se hizo viral hace unas semanas, cuando una mujer quiso agradecerle por haber sido la única persona que se detuvo en la vía para prestar ayuda a su hija embarazada. “Chofer de la ruta 222 que trabajabas en la madrugada del jueves 15 de febrero pasado, te doy las gracias infinitas”, escribió Dalia Lissette Masaguer en Facebook.
Masaguer contó que su hija se encontraba con dolores de parto en la avenida 41 y 66, y nadie la ayudó hasta que apareció este chofer y desvió el ómnibus. “No sé quién eres, ni dónde vives, solo sé que gracias a ti mi hija llegó al hospital a tiempo y pudo dar a luz a su linda hija”, redactó.
“De no ser por ti, tal vez hubiera sucedido en plena calle, gracias por las palabras de solidaridad y por el apoyo que le diste mientras la trasladaban”, expresó la mujer, que finalmente esta semana pudo conocer la identidad del chofer.
En declaraciones al portal oficialista Naturaleza Secreta, Ernesto Hernández confesó que el post de la mujer “significó mucho para mí” porque “no se ve a los choferes solo como aquel que no paró en la parada o que tuvo que hacer otra maniobra y dejar al pueblo botao”.
“En los tantos años que uno lleva conduciendo le suceden cosas buenas y cosas malas, pero no hice eso para que me lo reconociera nadie. La muchacha tenía contracciones y dolores, así es que teníamos que ayudar”, zanjó.
