La jarras eléctricas que formaron parte de un módulo de equipos de cocción promovido por el fallecido mandatario Fidel Castro han sido recicladas por los cubanos y hoy tienen entre sus diferentes e insospechados usos servir como recipientes de guarapo.
Entregadas durante la llamada Revolución Energética, las jarras han perdido su función original; y ante la escasez y los altos precios de este tipo de utensilios son reutilizadas o vendidas en sitios como Revolico.
Instaurada por Castro en 2006, la Revolución Energética buscaba eliminar los constantes cortes de electricidad en Cuba que durante los años 2004 y 2005 se incrementaron en todo el país, debido a la falta de petróleo y el agotamiento de las termoeléctricas, un panorama que prácticamente 20 años después no ha cambiado.
En este contexto muchos recuerdan la entrega por parte de trabajadores sociales de un grupo de equipos de cocción y electrodomésticos de fabricación soviética y estadounidense por otros de procedencia china, cuya dudosa calidad el tiempo puso en evidencia.
A dos décadas de la iniciativa un buen número de estos equipos están averiados por falta de mantenimiento y de piezas de repuesto, lo que ha sido reconocido por el propio gobierno.
El Ministerio de Comercio Interior indicó en enero de 2023 que más de un millón de los equipos de cocción entregados como parte de la Revolución Energética, no se encuentran en funcionamiento y el Estado no tiene fondos para repararlos.
Igualmente reconoció que el programa ha presentado dificultades por la ausencia de recursos para mantenerlo, lo que ha obligado a los cubanos a desechar los equipos o darles un nuevo uso.
Uno de los mejores ejemplos de la precariedad de la situación es el caso de las jarras eléctricas que han perdido su función y se pueden encontrar en casa de muchos cubanos como reliquias del pasado o realizando las más diversas funciones.
