La economía de Cuba atraviesa una crisis que muchos califican como la peor desde su independencia. Según un análisis de Isabella Noguera para Global Affairs, la combinación de recesión prolongada, inflación desbordada, escasez de bienes básicos y apagones constantes ha sumido a la isla en una espiral descendente que empeora con cada medida gubernamental. Desde la muerte de Fidel Castro en 2016 y la salida oficial de Raúl Castro en 2021, el régimen no ha logrado implementar reformas significativas, profundizando un colapso que ya supera al del «Período Especial» tras la caída de la URSS.
Las cifras son reveladoras. Según la CEPAL, el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba decreció un 1% en 2023, y las previsiones para 2025 apuntan a una caída continua. La pobreza extrema afecta al 88% de la población, y siete de cada diez cubanos han dejado de hacer al menos una comida al día. El sector energético también refleja la crisis: la capacidad de generación eléctrica ha disminuido un 25% entre 2018 y 2022, dejando al país sumido en apagones recurrentes.
El Gobierno ha intentado medidas como el Programa de Estabilización Macroeconómica y el aumento de tarifas eléctricas, pero estos ajustes solo han incrementado la carga sobre los ciudadanos. Mientras tanto, la inflación sigue alta, y el peso cubano se devalúa aceleradamente en los mercados informales, intensificando un proceso de dolarización de facto.
Como explica Noguera, el régimen utiliza el término «economía de guerra» para justificar su incapacidad de manejar la crisis, atribuyendo los problemas al embargo estadounidense, el cual, según cálculos oficiales, habría costado a la economía cubana 4.867 millones de dólares en 2023. Sin embargo, analistas como Omar Everleny Pérez Villanueva señalan que las fallas internas son más determinantes, calificando algunas políticas de control de precios como «un sinsentido total».
Esta situación ha llevado a Javier Corrales, profesor de Ciencia Política, a comparar la crisis actual en Cuba con la sufrida en 1898 tras la guerra de independencia. Como destaca The New York Times, Cuba enfrenta un colapso económico, social y demográfico sin precedentes, con un millón de emigrados en los últimos cuatro años y una economía que parece estar en caída libre.
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