Al menos una de esas cuentas de Twitter está activa y retuiteando contenido proselitista.
Al menos cuatro periodistas cubanos confesaron bajo anonimato que en un pasado no muy lejano unos – y en un presente inmediato otra, que le dan una hora al día para «combatir» en las redes «a los enemigos de la Revolución» -, sus jefes les pidieron cedieran «amablemente» sus cuentas de Twitter a su Jefe de Redacción, para que este a través del agente de la Seguridad del Estado que los atiende y del Secretario del Núcleo del PCC dónde trabajan, usara las mismas a conveniencia.
El caso en Cienfuegos
«Ofelia» periodista del diario 5 de Septiembre en Cienfuegos, confesó a este redactor hace ya varios años que tenía intenciones de irse del país. Hace unos meses, varios tuitazos provenientes desde su cuenta en Twitter asombraron a este redactor por lo rápido que los efectuaron y por «el mensaje». «Ofelia» en Facebook, no se caracteriza por postear mensajes semejantes, por lo que se le hizo la consulta.
Se le advirtió incluso que las autoridades de Inmigración en los EE.UU. desde hace ya varios años están revisando las redes sociales a los solicitantes de VISA y que, eventualmente, si veían que en su cuenta de Twitter se dedicaba a tal proselitismo político hasta podía verse afectada.
Su declaración, sin embargo, fue otra.
«Ofelia» no manejaba su cuenta de Twitter. Se la había creado hacía ya varios años a solicitud de su Jefe, en el 5 de Septiembre. Este le pidió nombre de usuario y contraseña.
«Ofelia» manifestó sentirse preocupada, pero dijo que como nunca la usó no sabía ni el nombre de usuario ni la password.
Revisando detenidamente los tuits, se descubrió que no eran tuits, sino «retuits» y todos procedían de una misma cuenta «falsa» con muchos años de creada, que según otras fuentes consultadas en la emisora Radio Ciudad del Mar, manejaba uno de los «fundadores» de la Internet en Cienfuegos: el periodista y miembro del Partido Comunista de Cuba, Héctor Castillo Toledo.
Tres casos en La Habana
Similar modus operandi sucedía, mientras en el Juventud Rebelde y el ICRT.
Tres periodistas consultados aseguran que en esos lugares, el cuartico estaba igualito.
«Rolando» afirma que «así fue en el ICRT».
«Son unos cracks. Recuerdo que todos nos hicimos Twitter y ni sé por qué . Jamás he leído nada ahí. Ni sé como funciona. Dimos las cuentas,» dijo.
«Abilio» expresa por su parte:
«Una vez nos dieron un curso de no sé qué y hubo que hacerse cuenta. De nada me acuerdo, la verdad. Recuerdo que el curso creo que fue en el Dpto de Internet,» afirma.
«Recuerdo que era obligatorio,» dijo por su parte «Marilyn».
«Lo dió Yury me acuerdo. Obvio las clases eran de palo allí. Curioso que solo daban clases para Facebook, Youtube y Twitter. Nunca para LinkedIn una red importantísima y que agrupa a millones de profesionales en el mundo. Creo que temen que la gente consiga trabajo por ahí,» explicó esta bajo anonimato también.
Un caso «diferente» en Ciego de Ávila
En la provincia de Ciego de Ávila, a «Arelys» la obligan a dedicar una hora al trabajo «combativo» en las redes. Hasta hace muy poco, su jefe le exigía que, al finalizar el turno le entregara un papel impreso con todos los mensajes revolucionarios (post y comentarios) que ella había realizado ese día en «las redes».
«Arelys» para evitar el cansancio mental y porque su jefe no era «tan exigente» en cuanto a la variedad del mensaje. Se dedicaba a copiar y pegar, como autónoma, consignas y hashtags.
«Cuando se acabaron los papeles y la tinta de la impresora, lo que él hacía era ir puesto por puesto de trabajo, pararse detrás y ver lo que estabas haciendo. Tenía un papel en la mano, y te hacía una marca en el papel, o ponía tu nombre. Era como la asistencia en la escuela.»
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