El perfil de los comunicadores sociales ha adquirido más relevancia en las actuales circunstancias y entre las tareas que han asumido varios de ellos, en varios organismos para los cuales trabajan, está revisar semanalmente quién tuiteó o publicó qué en las redes y cuántas veces.
Los comunicadores sociales también tienen que crear un listado de los cibercombatientes del otro bando. Es decir, un listado de las «ciberclarias del enemigo» que ven en su diario bregar por las redes sociales.
Facebook, Twitter, Instagram, principalmente.
Al menos en uno de esos organismos orientaron verbalmente la semana pasada a los comunicadores hacer memes con fotos de Yunior García Aguilera.
«Fue nuestra tarea, y nos dijeron hasta cuáles deberían ser las fotos que teníamos que utilizar,» dijo a este redactor Y.M, joven cubano que ya en el pasado, en otro organismo para el cual trabajaba le orientaron sabotear el blog de La Joven Cuba y el blog Cartas desde Cuba, del periodista uruguayo radicado en La Habana, Fernando Ravsberg.
Sin embargo, en el colmo del paroxismo, vivió Y.M la «novedosa experiencia» de que a cada cibercombatiente en el organismo para el cual trabaja, le dieron la misión, por separado a cada uno, de vigilar a determinado compañero de trabajo. Sea cibercombatiente o no. Sea el CVP o la pantrista.
Es decir: a espiarse entre ellos mismos.
Sin embargo, como los comunicadores sociales casi todos se conocen, estudiaron juntos en la misma Facultad, tienen más o menos edades e intereses afines, los del Organismo X conversaron con los del Organismo Y; y estos a su vez con los del Organismo Z, y todos los comunicadores sociales terminaron conversando entre sí, «desde la A hasta la Z» y enterándose que en varios organismos existe igual orientación.
En todos, a todos los comunicadores sociales, se les ha dado la instrucción de manera verbal; a fin de evitar «que se filtre un documento al enemigo».
Y.M explica que todos, los dos o tres comunicadores sociales que trabajan en el organismo donde trabaja él, más aquellos otros organismos que emplean más comunicadores sociales, como aquel otro que solo tiene uno solo, al finalizar cada semana, tienen que elaborar y entregar un informe que justifique la labor desarrollada durante la semana, y eventualmente el salario que ganan; además de que sirve para justificar los megas que les dieron a algunos de ellos en los teléfonos llamados «petroleros».
Y.M. asevera que «en la granja y los cerdos» – hace clara referencia a la novela 1984 de George Orwell – «se quedaron chiquitos» al lado de las cosas que se le ocurre a «alguien» aquí en Cuba, en aras de «defender la Revolución en las redes.»
Y.M indicó finalmente que, el día en que fue reclutado, hace ya más de diez años, le dijeron que ese era «el Playa Girón y la Sierra Maestra» de su generación.
«Desde entonces llevó diez años, subiendo lomas, tirando tiros, y caminando de noche, mientras me pican los mosquitos,» lamentándose si ella en verdad, estudió 4 años en la Universidad para eso.
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