Dos quejas aparecidas en el diario Juventud Rebelde, segundo diario oficialista de importancia en Cuba, nos trae de vuelta a uno de los graves problemas que enfrentan los cubanos en la isla: la nula respuesta a sus problemas.
Y digo nos trae de vuelta porque, mientras leía la queja de estos dos cubanos de algún modo recordé el caso de José René, que estuvo años batallando contra un alto oficial del MININT en Cienfuegos, Cuba, a raiz de que este último le robara descaradamente un pedazo del patio de su vivienda.
Grosso Modo: Los expedientes, donde estaba la propiedad y las mediciones «desaparecieron» milagrosamente de dónde estaban; y al final se conoció que el «oficial» pagó porque los desaparecieran, pero sin pruebas… ni la Fiscalía Municipal ni la Provincial hicieron nada, y José René se quedó con el molesto vecino en lo que antes era una parte de su patio.
Al final hasta se convirtieron en «vecinos tolerables» y se saludaban y todo; respetando cada cual su espacio, que al parecer no es lo que sucede con los vecinos de calle 3ra., entre Independencia y A, en el reparto Sueño de la ciudad de Santiago de Cuba.
Estos, dicen en carta enviada al JR que «no pueden apenas dormir, ver televisión, ni apenas disfrutar momentos de paz.»
Dicen que están «al borde del ataque de nervios,» y es debido que desde el 21 de noviembre del pasado año les impusieron una piquera improvisada de camiones y camionetas particulares de transportación de pasajeros frente a sus viviendas.
«Alguien» decidió trasladar para allí a los transportistas y desde entonces, se ha formado allí tremendo espacio para los gritos, ruidos, malas palabras, … cualquier cubano sabe bien lo que es una Piquera en la puerta de tu casa. Es como un quiosco de carnaval. O una tarima musical. Sobre todo si hablamos de Santiago de Cuba.
Los vecinos se han quejado donde han podido desde hace 6 meses. Hay niños y ancianos; pero del otro lado solo han encontrado oídos sordos a sus quejas.
Así le pasa también a Yuliana Pérez Hurtado (calle 3ra. edificio 20, apto. 2, Reparto Escambray, Santa Clara).
Esta joven madre señala que su niña de nueve años sufre el hostigamiento de dos muchachos, varones, más grandes, uno de 11 años y otra de 14, ambos hermanos.
La tuvo que cambiar de escuela, pero no resolvió el problema en su totalidad. Todavía la niña tiene miedo salir a la calle y encontrarse con sus dos acosadores.
La mujer dice estar desesperada. Fue a la Policía y esta le dijo que debía llevar evidencia del acoso, para ellos ver lo que sucede.
El gestor de la columna Pepe Alejandro señala que «sería inaceptable que esa madre no encontrara en la comunidad un alma sensible y con suficiente autoridad para hacer justicia y desmontar definitivamente esas bravuconadas, con la persuasión preventiva, implicando a los padres de los acosadores,» pero permanece calladito Pepe ante la respuesta policial.
Al parecer los agentes están muy enfrascados en perseguir los pasos del rapero Omar Mena y de Víctor Ruíz, los dos jóvenes residentes en Santa Clara que, desde hace ya varios meses, son perseguidos donde quiera que van, a sabiendas de que ninguno de ellos es acosador o comete delitos, pero son activistas, y en reprirmirlos y no dejarlos salir de sus casas, la policía de Santa Clara pone todo su empeño.
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