¿»Conversará» Alpidio Alonso con las cubanas presuntamente abusadas por Fernando Bécquer, tal y como hizo OBLIGADO POR LAS CIRCUNSTANCIAS, con la colombiana Paula Andrea Ramírez Ramírez? Esperemos que sí.
¿Por qué una ciudadana extranjera sí puede conversar con el Ministro de Cultura de Cuba con relación al caso Fernando Bécquer y ciudadanas cubanas abusadas no?
Vilma Espín intentó quitarle hasta los calzoncillos a Mario Vallejo y su hija, Mariela, lo llamó «moco pegao». Annarella Grimal, intentó una pregunta civilizada a Díaz-Canel en Irlanda, y Bruno Rodríguez la interrumpió (y miró con mala cara)… ¿qué cubano ha podido conversar, «fuera» con un Ministro cubano o un funcionario cubano, así como Alpidio Alonso y Abel Prieto hicieron con la colombiana Paula Andrea Ramírez Ramírez? Ninguno.
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Cada vez que un cubano ha intentado medianamente cuestionar la labor en la isla de la dirigencia socialista, los «Ministros» y funcionarios han hecho una seña y han exhortado a que «lo acompañen fuera» o cuando menos le han preguntado: ¿cuánto te pagan? De seguro, han esquivado la pregunta. Luego, se han excusado diciendo que eran «mercenarios». O que «querían aguarles la fiesta».
Nótese que el Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, y el Presidente de la Casa de las Américas no han abordado en público el asunto que compete a decenas de cubanas y extranjeras presuntamente abusadas por el cantautor Fernando Bécquer. Ninguno de los dos, ninguno de los «Ministros» involucrados en este asunto que ha puesto de cabezas al Ministerio de Cultura, al Gobierno y Estado cubanos ha tenido, del otro lado de la mesa del diálogo o conversatorio, a las víctimas involucradas.
Ni siquiera las han llamado por Zoom.
Este sentimiento innato en los «Ministros» cubanos de considerar a los ciudadanos cubanos ciudadanos de tercera o cuarta categoría; gente sin derecho a cuestionar o a ser llamados para conversar, tiene sus excepciones. Una es esta: te llamas Paula Andrea Ramírez Ramírez y eres ciudadana colombiana que reclamas haber sido abusada por el músico en 2006, en Cuba. Si eres Lilliana Balance – nombre de una de las primeras cinco cubanas denunciantes de los abusos del trovador – y vives en EE.UU. no.
Fernando Bécquer hace y deshace, en físico y por las redes – también recibe el apoyo de Ray Tun Tun Fernández – y ninguno de los «Ministros» cubanos parece enterarse, a pesar de los cientos de post y hasta de cartas firmadas; pero cuando la colombiana Paula Andrea Ramírez Ramírez, ciudadana colombiana, se le acerca a Alpidio Alonso este le hace caso y dice: “Eso lo tienen que denunciar. Eso no lo puede hacer”. Alpidio se lo dice a una ciudadana colombiana.
Bien pudo decírselo a cualquiera de las cubanas denunciantes pero, recordemos, Alpidio Alonso, y los Ministros cubanos las consideran ciudadanas sin derecho.
Estamos llenos de funcionarios y ministros que son, INDIOS CON LEVITA. Y si eres cubana, violada o abusada sexualmente por Fernando Bécquer, más te vale que tramites una cédula colombiana y te cambies el nombre a Paula Andrea Ramírez Ramírez, para ver si, algún día de estos, el Ministro de Cultura Alpidio Alonso te recibe. O Abel Prieto.
Si quieres seguir siendo cubana, puedes cambiarte el nombre a este otro: Armando Franco Senén.
A ver si te reciben en sus sacrosantas oficinas en medio de su ajetreado día de «trabajo».
