La IFRC confirma que el llamado de emergencia —por 15 millones de francos suizos— está apenas financiado en un 18 %, lo que compromete la continuidad de las acciones planificadas.
La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) publicó su primera gran actualización operativa sobre la respuesta al huracán Melissa, un parte que confirma la magnitud de la emergencia en Cuba y detalla los avances y las carencias del operativo humanitario. Se trata del primer recuento amplio tras el paso del ciclón, que tocó tierra el 29 de octubre en Santiago de Cuba como un huracán categoría 3, después de alcanzar categoría 5 en el Caribe con vientos sostenidos de 185 mph. El documento —con fecha 1 de diciembre— abarca el periodo entre el 30 de octubre y el 30 de noviembre.
Melissa ya es considerada una de las tormentas más potentes registradas en la región. Dejó a su paso lluvias extremas de hasta 25 pulgadas, inundaciones severas, deslizamientos y daños costeros significativos. Casi 2,2 millones de personas han resultado afectadas, aunque las autoridades no reportan fallecidos, un dato que la IFRC atribuye a las amplias medidas de preparación y evacuación preventiva: unas 735 000 personas fueron trasladadas a lugares seguros antes del impacto.
La situación sobre el terreno, sin embargo, continúa siendo crítica. Según las evaluaciones preliminares incluidas en el informe, casi 149 000 viviendas sufrieron daños, y solo en Santiago de Cuba se concentran 95 000 de esos casos. La infraestructura sanitaria también recibió un golpe severo: 642 instalaciones resultaron afectadas, aunque 235 han sido rehabilitadas. En educación, 2 117 centros quedaron dañados, con repercusión para más de 670 000 estudiantes. El acceso al agua potable sigue siendo uno de los mayores desafíos, con alrededor de 450 000 personas sin suministro seguro.
La emergencia se agrava debido a un contexto epidemiológico muy adverso. El propio informe advierte que el 30 % de la población cubana ha sufrido recientemente enfermedades arbovirales como dengue y chikungunya, con un aumento acelerado de casos febriles y un incremento de pacientes —incluidos menores— que requieren cuidados intensivos. Los equipos de control vectorial han detectado miles de criaderos de Aedes aegypti, y los cortes eléctricos prolongados limitan aún más la capacidad sanitaria para manejar la crisis.
La Cruz Roja Cubana mantiene desplegados 2 884 voluntarios y 163 miembros de su personal en operaciones que incluyen apoyo en centros de protección, distribución de insumos esenciales y acompañamiento psicosocial. Ya se han repartido 1 000 kits familiares de emergencia, además de utensilios básicos, mosquiteros, lámparas solares y láminas plásticas para reparaciones temporales. Las imágenes en el informe muestran sesiones de apoyo emocional en comunidades como El Aguacate, en Santiago de Cuba, donde niños y adultos participan en actividades dirigidas por psicólogos de la organización.
La IFRC confirma que el llamado de emergencia —por 15 millones de francos suizos— está apenas financiado en un 18 %, lo que compromete la continuidad de las acciones planificadas. El operativo se extenderá durante 24 meses, hasta finales de 2027, con prioridades que abarcan recuperación temprana, refuerzo en salud, rehabilitación de viviendas, acceso a agua segura y medidas de reducción de riesgos ante futuros eventos climáticos.
La actualización ofrece un panorama claro: aunque la respuesta avanza, el país se enfrenta a una emergencia prolongada, donde las secuelas del huracán se superponen con brotes epidémicos, daños estructurales y limitaciones logísticas que exigen apoyo sostenido.
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