Hace una semana desde la última vez que Beatriz Nápoles Morales, de 28 años, fuera vista por familiares y conocidos, cuando sobre las 8:00 mañana del pasado 14 de julio llevó a su hijo pequeño al círculo infantil en San José de las Lajas, regresó brevemente a su casa y se dirigió a su trabajo, otro círculo infantil, localizado en San Antonio de Las Vegas, a donde nunca arribó.
Su teléfono móvil describe un periplo extraño, que la hace dirigirse fuera de la provincia de Mayabeque hasta la ciudad de Matanzas. Según sus familiares “Beatriz estuvo localizable hasta las 10 p.m. aproximadamente, en Güines. Al día siguiente, el teléfono se localizó en Nueva Paz. Luego se apagó y el 16 de julio se tuvieron noticias de que el teléfono estaba dando timbre y la localización que daba era en La Sirenita (una tienda en MLC), en Matanzas.
Algunas personas especulan sobre una probable salida del país, opción que siempre aparece cuando se pierde el rastro de una mujer en Cuba, algo demasiado frecuente.
Pero la migración ilegal como explicación delata una probabilidad muy baja cuando se trata de jóvenes madres que desaparecen camino al trabajo, que interrumpen sus rutinas de vida de manera demasiado brusca y sin comunicarlo a nadie cercano o de la familia. Y dejan atrás hijos en las primeras edades.
Ese día 14 vestía blusa naranja, bermuda y sandalias. Es de estatura media y complexión delgada. Personas cercanas la describen como una “muchacha tímida y poco comunicativa” y ofrecen los números telefónicos +47863761 (fijo) y los móviles 52289800, 56430404 y 58900642 para recabar cualquier información que ayude a conocer su paradero.
La iniciativa ciudadana como alternativa en un país donde está prohibido pegar carteles en espacios públicos solicitando información de personas desaparecidas, con excepción de quienes presenten discapacidades mentales o mascotas. Las redes sociales sustituyen el espacio público donde clamar por la mínima pista, por la mínima esperanza de hallar con vida al ser querido.
Yeniset Rojas, madre de 33 años, despareció en semejantes circunstancias el 18 de marzo en Ranchuelo, Villa Clara, donde reside y trabaja. Claudia Montes, de 22 años, madre de una niña pequeña, desapareció el 11 de junio en Martí, Matanzas, y su cadáver fue descubierto pocos días después tras intensas gestiones de su familia ante el facilista de desempeño de agentes policiales que acreditaron su desaparición a una salida ilegal del país.
