Hasta este miércoles 3 de julio se han reportado casos del virus de Oropouche en 12 de las 15 provincias de Cuba, según informó el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso.
De acuerdo con lo que confirmó el comunicador de la televisión cubana en su cuenta de Facebook, el virus se ha identificado en mayor medida en zonas rurales y semi rurales del país.
Por ende, desde el Ministerio de Salud Pública (Minsap) recomiendan acudir al médico ante síntomas de fiebre, dolores articulares o diarrea por ser cuadros semejantes al del dengue.
De esta manera, en la última semana el virus, cuyo cuadro clínico es similar al del dengue y suele comenzar entre cuatro y ocho días después de la picadura del mosquito, jején o garrapata, se ha extendido a tres nuevas provincias.
Según explicó la pasada semana el doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Minsap, los casos del virus se identifican mediante acciones de seguimiento y vigilancia de síndromes febriles inespecíficos.
Durán destacó que el cuadro clínico que es consecuencia de la enfermedad es leve y que está precedido por un periodo de incubación de cinco a siete días.
El funcionario reconoció igualmente que, pese a que los síntomas mejoran entre el tercer y el cuarto día del inicio de la enfermedad, hay pacientes en los que, alrededor del sexto día, “aparece un cuadro similar al inicial”, pero el mismo “no deja secuelas y no se asocia a la aparición de formas graves ni fallecidos”.
El inicio del virus es repentino y viene acompañado de fiebre, dolor de cabeza, rigidez de las articulaciones, escalofríos y, a veces, náuseas y vómitos. Sus síntomas pueden durar hasta siete días, aunque para algunos pacientes la convalecencia suele tardar semanas.
La Organización Mundial de la Salud ha alertado que no existe un tratamiento antiviral ni una vacuna específicos para combatir la enfermedad.
El Minsap notificó el primer brote en Cuba el pasado 27 de mayo, detectado en los municipios de Songo La Maya y Santiago de Cuba.
Al mismo tiempo, las autoridades sanitarias se han referido al desarrollo de acciones entomo-epidemiológicas para cortar la cadena de transmisión y lograr “el control de la enfermedad en el menor tiempo posible”.





