El oficialismo cubano, respaldado por comuñangas y críticos de montón, se ha lanzado contra la yugular del maestro Chucho Valdés – esa suerte de leyenda viva dentro de la música universal con la que contamos los cubanos – a quien no le han permitido una crítica más en contra del depauperante gobierno de la isla.
Nada es casualidad en esta vida.
Ya en días pasados, posterior al 11 de julio, Chucho había sido objeto de crueles dentelladas cuando se pronunció en contra de la violencia, los arrestos, las crueles sentencias judiciales y los pedidos deshumanizados de las Fiscalías en contra de los manifestantes.
Hastíado de ver, también, los arrestos domiciliarios abusivos contra voces femeninas críticas del sistema – Tania Bruguera, Camila Lobón, Katherine Bisquet, Carolina Barrero, Miryorly García, ad infinutum – Chucho Valdés fue juntando piezas para armar un rompecabezas que no tiene, como indica el refrán, ni pies ni cabezas.
Pero lo armó. Y el resultado lo expuso en su página oficial de Facebook.
«Hace muchos años vi a la policía de Batista arremetiendo sin piedad contra los estudiantes universitarios , en esos tiempos yo era un estudiante en la Escuela Normal para maestros. Cada vez que pasaba la policía mirando hacia adentro de nuestra escuela nos daba terror pues los jóvenes y el pueblo no podía manifestarse libremente pidiendo cambios o la salida del presidente.
«En 1959 se prometió que nunca más volverían a repetirse cosas como esas, que habría libertad de expresión y elecciones libres. Por supuesto lo creímos pero las imágenes que veo son increíbles, ver para creer dijo Santo Tomás y lo veo y lo creo, aunque todo esto es increíble. Libertad para todos los cubanos #15N,» expresó el maestro.
Hasta allí fueron las hordas oficialistas, perfiles sin rostro, gente si valor, ciberclarias del montón y comuñangas de corcho, a decirle al maestro que se sentían decepcionados por su actitud. Cuando menos.
Hubo ofensas. Mordidas. Lo indescriptible.
Varios miembros del Ministerio de Cultura, algunos desde sus perfiles personales, y otros – o los mismos – escudados tras perfiles falsos, acudieron prestos al festín, cual carneros en boda con yerba.
El «ataque» fue organizado o encabezado por un hombre sin gloria: Fernando León Jacomino; uno de los «escoltas» del ministro boxeador Alpidio Alonso, que fue visto el pasado 27 de enero repartiendo empujones y golpetazos entre los jóvenes reunidos frente al Ministerio de Cultura a la espera de hablar con el mal poeta y fiel funcionario ya citado.
Desde horas antes, curiosamente, otro oficialista y pseudo crítico de arte – más bien, musical, y no tan bueno – Oni Acosta Llerena, había escrito para el portal oficialista cultural La Jiribilla un artículo donde arremetía contra los artistas de lo que llamó «fenómeno pseudo musical que se pliega ante las luces del mercado mediocre que les hace esclavos» y el cual ilustraba con una foto del maestro Chucho Valdés.
El texto, titulado Música complaciendo a Miami: genuflexión y pacificancia, presuntamente no hace referencia directa a Chucho Valdés – según explicó Oni Acosta Llerena luego en su perfil de Facebook – pero el uso de la imagen de Chucho Valdés en La Jiribilla es indicativo de, o lo que él quiso decir y no se atrevió, o de los intereses del MINCULT en mancillar la excelsa imagen del pianista, compositor y renovador de la música cubana.
En todo caso, si la imagen fue «propuesta» por alguien diferente de Oni Acosta, este último debería haberlo aclarado, pero no lo hizo.
Ya en días pasados Oni Acosta Llerena metió la pata cuando, en un artículo que escribió para el diario oficialista Granma se preguntaba:
«¿Podría Brindis de Salas haber compuesto La Bella Cubana de haber sido un músico empírico?», pifia garrafal de este dizque experto musical, por cuanto el autor de La Bella Cubana es José White, no el violinista Brindis de Salas.
Luego de que el creador de la página satírica El Lumpen, Siro Cuartel, graduado en Licenciatura de Historia del Arte, desenmascarase el error en su perfil de Facebook, Oni Acosta acotejó el dislate; pero…
Ayer también, Cuartel – pseudónimo del periodista – le hizo notar a Oni Acosta su error al usar la imagen de Chucho Valdés en el artículo de La Jiribilla, donde se habla de artistas vendidos en Miami.
En todo caso, al parecer la orden está dada: tirarle a Chucho Valdés.
No tendrán reparos en hacerlo – ya no lo tienen – y al parecer cada vez serán más las gloriosas dianas a las que le dispararán.
Ya se van quedando sin artistas de calibre, de esos que como Chucho Valdés se contaban por cientos en la escena popular musical bailable o no de la Cuba de los 70´, 80´y 90´, para embullar a actividades patriótico revolucionarias enmascaradas bajo espectáculos o concentraciones populares.
Amaury Pérez ha cerrado todas sus redes sociales. Silvio Rodríguez continúa en susurro, buscando su Unicornio a la espera que le aparezcan las cookies para ver los videos que ya Chucho Valdés vio, y que tanta tristeza le han provocado.
Al oficialismo solo les queda apegar a un Israel Rojas cada vez más sectario; a un Raúl Torres cada vez más necrotrovadoresco; a un Arnaldo Rodríguez cada vez más interesado en que su paladar «Talismán» prospere con los grupos turísticos que el MINTUR le envía; y de vez en cuando el Tun Tún Fernández, Eduardo Sosa (Sosita), Fernándo Bécquer, Adrían Berazaín, y la más reciente incorporación: Tony Ávila.
Todo y porque, «los salseros» tampoco quieren pronunciarse ni de una manera ni de otra sobre la Cuba presente.
La tarea para los pseudo periodistas y medianos críticos musicales como Oni Acosta Llerena no será fácil.
No cuentan ni con el conocimiento ni con el calibre para impulsar la obra de los fieles, y luce como una tarea titánica, propia de los doce trabajos de Hércules, suplantar y lapidar a Chucho Valdés, para poner de pie, sobre su inmensa obra, cualquier cancioncita de 3xkilo de los arriba mencionados.
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