Se acercan las fiestas de fin de año y con ellas crece la incertidumbre en las familias cubanas sobre los alimentos que podrán adquirir para llevar a la mesa durante las celebraciones.
Con los precios que suben por día y los salarios menguantes, muchas familias cubanas lamentablemente podrían estar a las puertas de una de las navidades más tristes de las últimas décadas.
Es cierto que para los cubanos contar con la familia reunida ya es el tesoro más preciado, pero la ausencia de los seres queridos alrededor de la mesa será posiblemente la nota más dura de este diciembre. A ello se unen los elevados costos de la cena, dos ingredientes que tal vez hagan de estas celebraciones algo para olvidar.
Hasta el momento el gobierno no ha adelantado noticias halagüeñas sobre una posible rebaja en la carne de cerdo, las viandas, las hortalizas o algún postre para acompañar la cena. Nada se percibe en en el horizonte que al menos haga respirar a la familia durante esas fechas.
Es probable que cuando se acerquen las celebraciones las autoridades quieran quitarle un poco de presión a la infelicidad y armen ferias en algunos puntos de La Habana con precios menores a lo habitual como han hecho en otras ocasiones.
Será simplemente un ejercicio simbólico porque este resumen del año en Cuba es en verdad terrible. Siempre puede ser peor, dirán algunos con la resignación diaria que se respira en la cotidianidad de las calles. Y lo peor es que tienen razón.
Salir a comer «fuera” es por otro lado una opción prácticamente imposible para la mayoría de los cubanos. Una cena medianamente decente resulta impagable en los negocios privados que ya van lanzando sus ofertas de fin de año.
Lo que resta es compartir con los familiares y amigos que permanecen en Cuba a sabiendas que quizás sea la última vez que los veamos en muchos años porque algunos ya se preparan para marcharse de la isla el próximo 2024.
