En una ceremonia marcada por la lluvia, y como es típico de un evento de la magnitud de los Juegos Olímpicos, nos sorprendió con momentos inolvidables. Entre ellos: la actuación de Lady Gaga y un impresionante despliegue de presentaciones en el río Sena y sus alrededores en París, en lo que fue una ceremonia de apertura única al realizarse por primera vez fuera de un estadio.
El evento culminó con una actuación a la altura del acontecimiento: la presentación de la estrella canadiense Céline Dion, después de que los atletas franceses Teddy Riner y Marie-José Pérec encendieran juntos el globo aerostático (el pebetero olímpico de este año), que se elevó por los aires tras recibir la llama, en el Jardín de las Tullerías.
En la capital francesa, la aparición de la diva en la Torre Eiffel desató la euforia. Dion llevaba cuatro años sin subir a los escenarios, primero debido a la pandemia de COVID-19 y posteriormente por hacer público el padecimiento que la había afectado en silencio durante más de una década: el síndrome de la persona rígida (SPR).
Desde el estreno del documental «Soy Céline Dion» en Amazon Prime Video a finales de junio de este año, se pudo observar cómo la cantante se preparaba arduamente para reencontrarse con su público, sometiéndose a numerosas terapias.
Pero, incluso desde antes que se lanzara el documental, Dion ya había dado las pistas de su posible regreso. En febrero de este, realizó otra aparición sorpresa en la ceremonia de los Premios Grammy, donde presentó el último premio de la noche, recibiendo una ovación de pie.
Su regreso a los escenarios no pudo ser más espectacular: con un largo vestido en tonos plateados cubierto de lentejuelas, Dion interpretó magistralmente «Hymne à l’amour» («Himno al amor»), uno de los grandes clásicos popularizados por la cantante y compositora francesa Édith Piaf, mientras la Torre Eiffel se iluminaba con un impresionante espectáculo de luces.
Además, la elección de la canción también evocó una conexión deportiva muy a tono con la apertura de los juegos: Piaf escribió «Hymne à l’amour» en homenaje a su amante, el boxeador Marcel Cerdan, quien falleció poco después de que el tema fuera compuesto, en un trágico accidente aéreo.
La actuación de Céline Dion fue el broche de oro de una ceremonia que duró más de cuatro horas, confirmando así las numerosas especulaciones sobre su posible regreso a los escenarios para este evento.