La cubana Leidy Laura Moya, que en Singapur se convirtió hace 13 años en la primera campeona del pentatlón moderno en la historia de los Juegos Olímpicos de la Juventud, ha tomado la decisión que a todo deportista de alto rendimiento le llega, muchas veces cuando el resto de las personas está, como quien dice, empezando a vivir: decirle adiós a la actividad alrededor de la cual ha girado casi toda su vida.
«Adiós Pentatlón. Fuiste mi escuela, mi hogar, mi familia. Fuiste mi vida. Contigo y por ti viví los momentos más hermosos de mi vida. Por ti soy la mujer que soy hoy. Me quedo con todo lo aprendido. Me quedo con la gente hermosa que me encontré”, escribió la joven en su muro de Facebook, con las palabras precisas y salidas del alma, esas que rara vez salen tras la competencia, cuando los reporteros rapiñan una declaración.
“Hoy te digo adiós y le digo adiós a las lágrimas, las incomprensiones, las caídas, las lesiones y todo el sacrificio que trae ser un atleta de alto rendimiento. Agradecida con cada uno de los entrenadores que tuve a lo largo de mi carrera, fueron como una familia para mi. Gracias por todo Pentatlón”, concluyó Leidy Laura Moya, sin precisar, pero dejando entrever, las causas que la llevaron a decirle adiós a su compleja disciplina.
Sin ser tan mediático como otros deportes, sin dudas el pentatlón moderno es uno de los más complejos: se trata de una competencia que incluye esgrima, natación, salto ecuestre y una prueba combinada de tiro y campo a través. Si se quiere encontrar un referente, habría que pensar en los guerreros de la antigua Grecia, o en su caso, en las amazonas.
Esta “Wonder Woman” de San Miguel del Padrón hizo historia en el otro extremo del planeta, en 2010, cuando se coronó campeona olímpica de la Juventud ante rivales con más fogueo y, definitivamente, con más recursos para encarar una disciplina costosa, y que involucra mucha logística. Su entrenador confesaba entonces que mientras sus rivales disparaban con balas reales, ella tenía que hacerlo con salvas, y a veces sin municiones.
De hecho, problemas con el tiro le privaron de colarse en el podio en una Copa del Mundo, en la que finalizó cuarto. A su vez, en los Juegos Olímpicos de Tokio, postergados un año debido a la pandemia de Covid-19, mejoró ocho posiciones y se ubicó en un meritorio puesto 26 entre las 36 mejores del mundo, que a ese nivel no es poca cosa.
Sin embargo, en sus últimas entrevistas adelantó que deseaba ser madre, no quería postergar demasiado ese anhelo. Tal vez por ahí venga su decisión de dejar el pentatlon, superados ya los 30 años, para encarar una carrera por mucho más desafiante y larga, pero más gratificante que la corona olímpica: la maternidad…