En un giro tan desafortunado como inquietante, dos mujeres cubanas han sido víctimas de brutales agresiones en localidades distintas, pero dentro de la misma región italiana: Campania, al sur de Italia. Ambos casos, ocurridos con apenas semanas de diferencia, exponen la situación de riesgo que enfrentan mujeres migrantes en contextos de vulnerabilidad, y han encendido las alarmas entre activistas y comunidades de apoyo.
El caso más reciente fue divulgado el 23 de abril, por Ottopagine. Tuvo lugar en Santa Maria Capua Vetere, en la provincia de Caserta, dentro de la región de Campania. Una mujer cubana fue contactada por tres hombres que fingieron interés en un encuentro íntimo. Una vez en su vivienda, la agredieron salvajemente: golpes de puño, patadas, tirones de pelo e incluso un intento de asfixia, para finalmente robarle 300 euros en efectivo.
Gracias a la rápida intervención de los carabinieri del núcleo operativo de Caivano, los tres atacantes fueron identificados, arrestados y procesados por robo agravado y lesiones personales.
Días antes, según reportamos aquí en Cuballama el 18 de abril, otra mujer cubana fue agredida por su expareja, también cubano, en otro punto de la misma región de Campania. El ataque, motivado por celos, dejó a la víctima con lesiones graves. El hombre fue arrestado y enfrenta cargos por intento de homicidio y violencia de género.
noticia relacionada: Cubano celoso arrestado por intento de homicidio en Italia
Aunque las localidades donde ocurrieron los hechos son distintas, ambos incidentes se enmarcan en una misma realidad: mujeres cubanas agredidas por hombres violentos en territorio italiano, dentro de una misma región geográfica.
Mismo contexto, mismas fallas del sistema
Campania, que incluye grandes ciudades como Nápoles y otras más pequeñas como Santa Maria Capua Vetere, ha sido escenario de otros episodios similares de violencia contra mujeres extranjeras. La falta de redes de apoyo efectivas, el miedo a denunciar, la precariedad económica o legal, y la dependencia emocional o afectiva, hacen que muchas mujeres migrantes queden atrapadas en entornos donde la violencia puede escalar fácilmente.
Que ambos ataques hayan ocurrido en la región de Campania, al sur de Italia, y que las víctimas compartan la misma nacionalidad, podría parecer una simple coincidencia. Pero diversos estudios han señalado que las zonas rurales y del sur italiano presentan tasas más elevadas de violencia de género.
Informes del Parlamento Europeo y de organismos como la FAO y ONU Mujeres indican que factores como el aislamiento geográfico, la escasez de servicios de apoyo, el arraigo de estructuras patriarcales y la invisibilización institucional agravan la situación de las mujeres en contextos rurales. A menudo, estas víctimas tienen más dificultades para denunciar, para ser escuchadas y para recibir ayuda.
Dos mujeres cubanas agredidas en un corto período, en la misma región, no son solo cifras en una estadística: son una alerta clara. Un síntoma de una realidad que se repite y que, de no enfrentarse con políticas públicas eficaces, seguirá cobrando víctimas en silencio.