Las autoridades de Estados Unidos vinculan a «Brother Wang» con redes que abastecían a cárteles con precursores de fentanilo; pero eso tendrá que probarse en las cortes.
El mapa de la última gran captura en la guerra contra el fentanilo cruza tres países y deja al descubierto fisuras en los controles. Zhi Dong Zhang, conocido como Brother Wang, había sido detenido en Ciudad de México en 2024 a petición de Estados Unidos. En julio de 2025 se esfumó de su arresto domiciliario y comenzó una fuga que lo llevó a Cuba y a intentar entrar en Rusia.
Ahí, según reconstrucciones periodísticas, le negaron la entrada y lo devolvieron a La Habana, donde quedó bajo custodia. El desenlace, tras gestiones entre gobiernos, ha sido su extradición a autoridades estadounidenses, con acusaciones que incluyen conspiración para tráfico de drogas y lavado, señala, entre otras muchísimas agencias, AP News.
Los expedientes en cortes de Estados Unidos describen a Zhang como un engranaje clave: un proveedor de químicos y know-how que enseñaba a fabricar fentanilo a organizaciones criminales mexicanas, con rendimientos de millones de dólares y una cadena financiera que movía efectivo por casas de seguridad en Georgia y California antes de ingresar a cuentas controladas desde México.
La presunta red también habría operado con cocaína, enmascarando la logística con claves como “café” o “comida” para evadir a las autoridades. En la cronología, la fuga de México de «Brother Wang» fue más que un bochorno: mostró que el arresto domiciliario, sin contención suficiente, era un talón de Aquiles.
La participación de Cuba en el tramo final resultó determinante y hasta casuística, si se quiere. Unos dicen que viajó a Cuba porque de la isla pudo tomar un vuelo directo a Moscú; otros más agudos consideran a la nación caribeña un desastre, donde criminales buscados por varios países encuentran refugio, y donde la desconexión entre las distintas «agencias» es notoria. Si a eso le suman «los apagones», es muy probable que «Brother Wang» supiese que no había un lugar más seguro en el mundo, que esté cerca de México y de Estados Unidos, con tantas facilidades para su protección, encubrimiento y diversión mientras, que Cuba.
Sin embargo, ya de regreso en la isla, y advertidos presuntamente desde Moscú, Zhang fue retenido mientras avanzaban conversaciones con México y Estados Unidos, señala CBS News. Finalmente, fue devuelto a México y de allí transferido a custodia estadounidense. El caso deja una estela de preguntas: cómo se financió y escondió durante la huida, qué redes lo auxiliaron y qué cooperación judicial fluye entre los países cuando el acusado es un actor transnacional con múltiples alias y, según reportes, dominio del español y ciudadanía mexicana, señala The Wall Street Journal.
Para Washington, su captura es un golpe simbólico y operativo en un contexto de mortalidad récord por sobredosis. Pero el fenómeno no se resuelve con un nombre. La demanda en Estados Unidos, las rutas de insumos desde Asia y la capacidad de los cárteles para recomponer mandos anticipan que la persecución continuará.
Para Cuba, «Brother Wang» le sirvió de perilla en su cruzada contra la droga y quien sabe si – dicen – para congraciarse con los Estados Unidos.
La extradición de Brother Wang confirma que hay coordinación cuando la presión política y mediática aprieta; si esa coordinación bastará para cortar el flujo de precursores y laboratorios clandestinos es otra discusión. Por lo pronto, el hombre que salió por la puerta de un domicilio vigilado acabó esposado en un avión, y su proceso servirá de termómetro para medir si la justicia logra seguir el rastro del dinero y los químicos con la misma velocidad con que se mezclan en una mesa de cocina.
noticia relacionada: Cuba entrega a Zhi Dong Zhang, presunto capo chino del fentanilo



















