Un joven motociclista de Las Tunas, Cuba estuvo a punto de perder la vida tras ser víctima de un violento asalto mientras realizaba su trabajo como transportista informal. El hecho, que ha conmocionado a vecinos y familiares, ocurrió recientemente cuando el joven fue contratado por un supuesto cliente, quien terminó conduciéndolo directo a una emboscada.
Según relató su madre —quien acudió junto a la policía al lugar del crimen—, el joven fue brutalmente golpeado por varios asaltantes que llevaban pasamontañas.
El punto de destino al que debía llevar al pasajero era una zona rural de difícil acceso. Todo había sido fríamente calculado: una zona despoblada, sin testigos ni posibilidad de pedir auxilio. El “cliente” le propinó un golpe en la cabeza con el mismo casco que él usaba, y luego aparecieron otros hombres, uno de ellos armado con un cuchillo. En medio de los ataques, el joven logró correr y, pese a la persecución, consiguió escapar con vida, aunque perdió la motocicleta, su principal herramienta de trabajo.
Este tipo de emboscadas para robar vehículos no es nuevo en Cuba. En los últimos años se han multiplicado los casos de personas que, ofreciendo servicios de transporte en motos o carros particulares, terminan siendo asaltadas, golpeadas o incluso asesinadas por delincuentes que simulan ser pasajeros.
Uno de los casos más estremecedores fue el del profesor Santiago Diosdado Morgado, de 62 años, asesinado en 2022 en Sancti Spíritus por dos individuos que pretendían robarle su moto Suzuki. Tras cometer el crimen, los asesinos escondieron el cuerpo en un pozo y huyeron con el vehículo. Aunque fueron capturados, el dolor y la indignación de la comunidad aún permanecen vivos.
noticia relacionada: Condenan a cadena perpetua a asesinos del profesor espirituano Santiago Morgado
Otro caso fue el del médico cubano Denny Orlando Rodríguez, quien ofrecía pasajes en su auto para generar ingresos adicionales en La Habana. En 2023, fue asaltado por dos sujetos armados con machetes que no solo le robaron su teléfono, sino que lo amenazaron de muerte. Aunque logró sobrevivir y denunciar a uno de los atacantes, el proceso judicial fue lento y lleno de irregularidades.
También se recuerda el crimen de un joven en Cienfuegos que, tras ser contratado para un viaje en moto, fue hallado sin vida horas después. En Santiago de Cuba, un trabajador por cuenta propia fue hallado muerto tras ser emboscado por dos hombres que le alquilaron un viaje a las afueras de la ciudad.
La estrategia de los asaltantes suele repetirse: aparentan ser clientes legítimos, eligen rutas o destinos apartados y atacan en lugares donde saben que la víctima no podrá defenderse ni recibir ayuda rápidamente. En muchos casos, las motos y autos robados son desarmados para vender sus piezas en el mercado negro o son revendidos ilegalmente.
Pese al aumento de este tipo de crímenes, la respuesta institucional ha sido débil. Muchos familiares de víctimas denuncian que la policía no actúa con la rapidez ni el rigor necesarios. Algunos casos terminan engavetados y los delincuentes continúan impunes.
En un contexto económico desesperado, con altos niveles de desempleo, inflación y escasez de todo tipo, la violencia se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. El robo de medios de transporte, en particular, se ha vuelto un objetivo codiciado para muchos delincuentes, debido a su alto valor en el mercado informal y a la falta de control policial efectivo en zonas rurales o marginales.
Este nuevo ataque en Las Tunas no solo revela la crudeza con la que operan ciertos grupos delictivos, sino también la vulnerabilidad de los trabajadores que, en medio de la crisis nacional, intentan ganarse la vida de forma honesta. El joven agredido salvó milagrosamente su vida, pero muchos otros no han corrido con la misma suerte.
