Armando Campuzano escribe libro y descubre verdades incómodas y desconocidas sobre el mundo de la TV en Cuba

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En el libro, Armando Campuzano asegura que la televisión cubana no era simplemente un medio informativo, sino un brazo ideológico del Partido Comunista de Cuba.

Tras ocho años de silencio en el exilio, el experiodista deportivo cubano Armando Campuzano ha decidido hablar… y lo hace con fuerza. Desde Canadá, donde reside desde 2017, Campuzano ha escrito un libro que no solo remueve memorias, sino que desnuda las entrañas del aparato mediático de la dictadura cubana y sus complicidades.

Su testimonio es demoledor. Durante más de 30 años, Campuzano trabajó en medios como Radio Cadena Habana, la emisora COCO y el canal Tele Rebelde. Según relató en El Mundo de Darwin, su carrera estuvo marcada por la censura, la manipulación, la vigilancia constante y la competencia desleal, todo envuelto en el culto al poder. La televisión cubana, dice, no era simplemente un medio informativo: era un brazo ideológico del Partido Comunista.

En el libro, titulado Cuba, el Titán del Caribe, expone cómo periodistas, narradores y deportistas eran utilizados como herramientas de propaganda. Cuenta anécdotas de camaradería traicionada, “picar el cake” para entrar a delegaciones deportivas en el extranjero, y revela que algunos altos cargos de la televisión eran agentes de la Seguridad del Estado… armados. Incluso, narra un hecho escalofriante: el jefe de Tele Rebelde le sacó una pistola en plena discusión.

Armando Campuzano no se salva de las autocríticas. Reconoce que tardó años en romper con el sistema, que fue rebelde dentro del engranaje, pero aún así formó parte de él. Sin embargo, asegura que nunca militó en el Partido ni participó en actos políticos, y que jamás cedió a la presión de pedirle a un atleta que le dedicara una medalla a Fidel Castro.

Desde la distancia, escribe sin miedo y con el dolor acumulado de décadas de frustración. No extraña narrar ni sueña con volver a la pantalla. Se gana la vida como conductor de Uber en Quebec, y afirma que jamás cambiaría la libertad que ahora disfruta por el brillo falso del estrellato dentro de la dictadura.

Instalado en Canadá desde 2017, Armando Campuzano no solo rompió con el oficialismo, sino también con el silencio autoimpuesto durante años. En su libro Cuba, el Titanic del Caribe, narra con precisión quirúrgica las mentiras que lo acompañaron desde su infancia y que muchos cubanos todavía arrastran como verdades indiscutibles.

“Hasta hace 15 años yo creía que Camilo se cayó en el mar, que el Che era un guerrillero heroico y que en Playa Girón los americanos fueron derrotados”, confiesa Campuzano. Su despertar vino con internet y la posibilidad de contrastar fuentes. Entonces, el rompecabezas de su memoria comenzó a desmoronarse. “Era demasiada basura acumulada en el cerebro”, dice.

El libro, disponible en Amazon, va más allá del testimonio personal. Es un repaso cronológico a los delirios del castrismo, desde la Operación Peter Pan hasta los experimentos fallidos de ingeniería genética con vacas y conejos. “Yo necesitaba contarle al mundo lo que no se ha contado. Que se entienda que la alfabetización no fue una hazaña, sino un proceso masivo de adoctrinamiento. Que a los niños se les usó como carne de cañón en el Escambray para crear mártires”, afirma.

Uno de los primeros capítulos del libro aborda la Operación Peter Pan. Armand Campuzano no la vivió, pero se encargó de documentarla minuciosamente. Relata casos desgarradores, como el de sus padrinos, que enviaron a su hijo a Estados Unidos y nunca más pudieron reencontrarse. “Mandaban niños pequeños, incluso de brazos, bajo la amenaza de que les quitarían la patria potestad. Fue una tragedia silenciosa.”

Otros episodios documentados incluyen la frustrada desecación de la Ciénaga de Zapata para sembrar arroz, idea importada por Castro de un antropólogo de principios del siglo XX, y la obsesión por crear vacas superproductoras como Ubre Blanca, símbolo del delirio tecnócrata disfrazado de épica revolucionaria. “Lo más increíble es que todo eso se vendía como triunfo del socialismo. Y fuera de Cuba, muchos se lo creyeron.”

El libro también analiza el rol de figuras como el Che Guevara, al que Campuzano no duda en llamar “asesino” y “repugnante”. “Quería crear el hombre nuevo quitándole todo vestigio de humanidad. Es responsable de miles de fusilamientos”, señala.

Cuba, el Titanic del Caribe no es solo un ajuste de cuentas personal, sino un documento que busca preservar la memoria. “No va a liberar a Cuba, pero es una patada simbólica a la dictadura”, concluye el autor.

Vea la entrevista aquí

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