Los molestos apagones dejan diariamente a alrededor de unas 700,000 personas en Cuba sin agua diariamente, debido a que las bombas hidráulicas precisan de la energía eléctrica para bombear el líquido hacia los sectores residenciales.
A pesar de que la Revolución ha tenido más de 65 años para solucionar este «conflicto», y a pesar de que la isla recibe sol todo el año, el sector hidráulico continua moviéndose mediante la electricidad proveniente de las termoeléctricas. Por si fuera poco, es el segundo mayor consumidor de energía eléctrica después del sector poblacional.
Así lo informó al diario oficialista Granma, Antonio Rodríguez Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH). El funcionario calificó la distribución del agua potable como «muy compleja», y lamentó que la «contingencia energética» no contribuyera al suministro estable de agua a la población cubana.
La falta de electricidad es una de las angustias actuales para que solo la mitad de la población cubana reciba el preciado líquido de manera estable. La sequía, la falta de red de distribución, roturas en las conductoras, robo de combustible y de tuberías, falta de combustibles y piezas para mover las llamadas pipas, son otras de las causas.
La falta de combustible afecta también a los grupos electrógenos en aquellas plantas suministradoras que lo poseen.
Según declaró otro funcionario el pasado lunes al diario oficialista Escambray, en Yaguajay, Sancti Spíritus, la situación no sería tan alarmante ya que “casi todas las bombas del territorio son híbridas, que funcionan tanto con energía solar como eléctrica”.
Así expresó Yusniel Benavides Triana, director de la UEB Acueducto y Alcantarillado en el muncipio, y apuntó que «de la energía que producen los paneles (solares) se utiliza un por ciento y el resto la incorporan al Sistema Eléctrico Nacional”.
Sin embargo, aún hay ocho estaciones de bombeo en el municipio que no tienen sistema fotovoltaico. Otras, como aquellas ubicadas en San José, Iguará, La Dalia, Perea, Siboney y Frente Norte de Las Villas, en Mayajigua, tienen los paneles solares pero “por falta de los cables fotovoltaicos”, aun no se han puesto a funcionar.
La crisis energética en Cuba deteriora y afecta grandemente la calidad de vida de cientos de miles de ciudadanos. Imposibilitados, por las causas que sean, de mitigar completamente el impacto de los apagones en el país, los cubanos ahora deben vivir además con problemas de acceso al agua potable.
Los que peor la llevan son los residentes en la provincia de Santiago de Cuba, una provincia que enfrenta en algunas de sus localidades más de 20 días sin suministro de agua potable, afectando gravemente a la población, especialmente a los niños y ancianos.
Los residentes de la barriada Los Pinos han denunciado la situación, señalando que no pueden permitirse pagar por el agua que venden clandestinamente los camiones cisterna. La crisis ha obligado a muchos a recolectar agua de salideros en la calle, una solución que es tanto precaria como insalubre.
La señora que se comunicó con la prensa expresó que la comunidad exige al gobierno local que restablezca el servicio de agua, ya que muchas familias no tienen ni una gota para realizar las tareas del hogar. Esta falta de agua afecta particularmente a los niños y ancianos, quienes a menudo no pueden cargar el agua o desplazarse a lugares donde sí hay suministro.
La situación en Santiago de Cuba se complica aún más con la aparición de un brote de enfermedades en los repartos Quintero, Santa María y Boniato. Los síntomas incluyen fiebre, vómitos, dolor de cabeza y en los ojos, lo que algunos atribuyen al dengue, aunque no hay confirmación oficial. La falta de limpieza, la escasez de productos de higiene y la proliferación de mosquitos debido a la interrupción eléctrica agravan la crisis sanitaria en la región.
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