El destacado púgil cubano Andy Cruz rompió el silencio finalmente, tras escapar de la isla hacia República Dominicana en vísperas del Torneo Nacional de Boxeo Playa Girón, al cual había sido convocado en la división de 64kg.
El titular olímpico de Tokio 2020 y campeón mundial escribió en su cuenta de Twitter que “a veces se deben tomar decisiones que a algunas personas no les gustarán. No estoy aquí para complacer a nadie más que a mí y a mi familia.”
Natural de la occidental provincia cubana de Matanzas, Cruz, de 26 años, dijo más tarde en la propia red social que “el silencio es oro”, y añadió que “se acerca el huracán.”
Varios seguidores del peleador, considerado el mejor exponente del deporte de los puños de Cuba en la actualidad, recibieron la noticia con alegría y le desearon éxitos en su futura carrera como boxeador profesional.
“Dale Andy, todos sabemos que hay que mirar adelante, ya tú no pintabas nada aquí, no sólo por lo difícil de la situación, sino porque ya el boxeo amateur te queda muy chico, a probar suerte en la grande ahora, seguro estoy que triunfarás”, le comentó uno de sus fanáticos.
Si Andy Cruz había tomado la decisión de emigrar o no, lo cierto es que las autoridades del deporte en Cuba algo sospechaban.
A mediados de mayo, el matancero fue excluido de la escuadra cubana que enfrentó a boxeadores profesionales en México.
El entrenador del equipo nacional cubano, Rolando Acebal, afirmó que la baja de Cruz al estreno de los Domadores en el profesionalismo se debía la merma de su rendimiento durante la preparación y a “problemas de actitud”.
Con su huida, Cruz se une a un listado cada vez más numeroso de campeones olímpicos del boxeo cubano que apostaron por emigrar y convertirse al profesionalismo en los últimos 15 años como Guillermo Rigondeaux, Yuriorkis Gamboa, Odlanier Solís, Yan Barthelemí y Robeisy Ramírez.
