Aunque no se trata de una tendencia nueva, el boom de la inteligencia artificial comienza a dañar la imagen de grandes estrellas hispanas del espectáculo, algunas de la talla de Ana de Armas, Rosalía, Penélope Cruz o Blanca Suárez.
Se trata, en concreto, de la tecnología “deepfake” aplicada al contenido para adultos. Con el uso de esta herramienta de inteligencia artificial, algunos creadores utilizan la imagen de una persona famosa y la colocan sobre los rostros de actrices de la industria triple X.
En España, el problema ha protagonizado intensos debates televisivos. La cadena SER detectó tres páginas web especializadas en “deepfake” con al menos 32 famosos españoles, la inmensa mayoría mujeres. La imagen de estas celebridades es utilizada sin permiso ni conocimiento de estas.
El canal encontró videos de adultos “protagonizados” no solo por actrices como Ana de Armas, Elsa Pataky, o Ester Expósito; también por cantantes como Chanel, Edurne o Rosalía; figuras políticas como Inés Arrimadas; presentadoras como Patricia Conde o Paula Prendes; e influencers y youtubers como Biyin o AuronPlay.
Desafortunadamente, en el país ibérico este tipo de robo de identidad y explotación de imagen no están tipificados de forma específica en el Código Penal. La Comisión de Justicia del Congreso rechazó en abril una enmienda a la reforma de la Ley del Solo Sí es Sí que pretendía que la creación de este tipo de imágenes se castigara con entre seis meses y dos años de prisión.
En el programa de La Sexta “Más Vale Sábado”, una psicóloga forense advirtió sobre la repercusión negativa que estos videos pueden tener sobre la salud mental de las víctimas, después de que la presentadora Ruth Jiménez se convirtiera en la última afectada.
“Tiene que ver con la rumiación de los sentimientos de culpabilidad”, explicó la psicóloga. “Pero también hay consecuencias sociales, ya que mucha gente no sabe que el vídeo es falso y te juzgan por tu conducta”.
Como todo esto se queda en la cabeza de la víctima, también “acaba desarrollando síntomas físicos y psíquicos, como angustia, tristeza o ansiedad. Y a largo plazo acaba desarrollando cuadros ansiosos o depresivos o problemas físicos”, zanjó.
