Como la Maura, como Victoria Abril… Sabina, en su gran sabiduría, nos resumió en versos una categoría que, de por sí, merecería un premio: chica Almodóvar. El gran Pedro –en el cine solo hay un Pedro, y es Almodóvar- tiene un ángel para escoger actrices y hacerlas suyas. En esa distinguida elite parece estar la cubana Ana de Armas, que aún no ha filmado con el manchego, pero al menos tiene todo su respeto, y eso pesa…
El director de clásicos como ¡Átame! o Tacones lejanos habló sobre la cubana en la reciente gala de los premios Feroz, donde le dieron el galardón de honor por su trayectoria profesional. En un aparte por la prensa le preguntaron por la nominación de Ana de Armas a los Oscars, y si le parecía que la cubana era la nueva Penélope Cruz, otra musa de Almodóvar, que la dirigió en cinco de sus películas, algunas demasiado íntimas, como Dolor y Gloria.
“Creo que pueden coexistir las dos (Ana y Penélope), son bien distintas, van a trabajar muchísimo, están en momento profesional maravilloso… Ana se merece el Oscar, lo que hace como Marilyn es impresionante, lo que pasa es que este año hay dos fieras, que son Michelle Yeoh y Cate Blanchet, que se lo hacen difícil, pero es un papel que merece un Oscar”, comentó Pedro, a propósito de Blonde, el filme en que De Armas encarna a Marilyn Monroe.
Palabras mayores y otro espaldarazo a la carrera de Ana de Armas, quien dijo sentirse en la luna tras conocer lo que todos sabían: que la nominarían al Oscar… así de monumental fue su trabajo, que para muchos es lo único rescatable de la cinta dirigida por Andrew Dominik, que a ratos peca de pretenciosa, tanto que llega a abrumar. Pero ver la Marilyn de Ana hace que uno se aferre al metraje hasta las últimas consecuencias…
Pero tal como advertía Almodóvar, las opciones de Oscar se complican para la cubana, porque Blanchet regala otra interpretación de lujo en “Tár”, la favorita de la crítica especializada, y Yeoh rompe con los encasillamientos inevitables en su trayectoria metiéndose en la piel de mujer abrumada en “Todo en todas partes al mismo tiempo”. Claro está, caer ante dos instituciones como ellas solamente pondría de relieve la proeza histriónica de Ana de Armas, que ni por asomo está descartada, y nadie en su sano juicio osaría cuestionar un más que posible triunfo suyo.
