Directamente desde la mata de la división en Cuba -el Comité Central- y a través del Ministerio de Cultura, nada más y nada menos que ha salido el ministro boxeador, Alpidio Alonso, para decir que hay «una campaña para dividir y crear caos«.
Precisamente él, Alpidio Alonso, precisamente el Ministerio de Cultura que durante años ha sido paladín de las divisiones en Cuba; el mismo ministerio que prohíbe autores, censura películas y puestas en escenas de obras de teatro; el que a través de un oscuro funcionario prácticamente expulsó de Cuba al laureado cineasta Juan Carlos Cremata… y en fin, el mismo ministro que alienta y promueve la división del arte en la isla a través del Decreto 349 -que crea un caos entre los artistas cubanos que se niegan a ser parametrados o ver valorada su obra artística mediante la figura de un «fiscalizador del arte», que divide artistas entre «intrusos» y «no intrusos (o oficiales)»- habla ahora de «caos» y «división».
El mismo que fomentó el caos y la división en las afueras del Ministerio de Cultura el pasado 27 de enero, tras golpear y arrebatar el teléfono celular de la mano a Mauricio Mendoza, periodista de Diario de Cuba, el ministro de Cultura Alpidio Alonso sale ahora a decir que estas campañas, «se articulan para dividir y crear caos en el país, además de confundir a las personas dentro y fuera de la isla».
¿A quien se refiere Alpidio con «confundidos»? ¿A Abel Prieto, que ayer prácticamente desmintió que hubiesen protestas en San Antonio de los Baños? Tal vez sí. Porque teniendo por precedente semejante descaro del actual director de la Casa de las Américas, es lógico que Alpidio pudiera referirse a él y no a nadie más.
“Buscan dividirnos y crear un caos. No lo permitamos”,
escribió Alonso en Twitter.
Alpidio Alonso «convocó a alertar a los amigos de la nación caribeña en el mundo sobre el propósito engañoso de esas comunicaciones», cuando en realidad el único engaño visto ha sido una foto, que se divulgó como si fuese el Malecón de La Habana,cuando en realidad corresponde a la ciudad de Buenos Aires.
También ha circulado una engañosa foto -burda por demás- de «supuestos barcos» esperando en el límite de las aguas territoriales entre Cuba y EE.UU. para entrar a Cuba.
Excepto eso, no hay otro engaño, pero Alpidio Alonso insiste en el discurso manido del «bloqueo» y -por ejemplo- no ha salido a expresar públicamente su apoyo a Masiel Rubio, joven cubana, egresada de las escuelas de arte del país, con una trayectoria más que meritoria en la isla, quien ahora desde España impulsa una gigantesca ola de ayuda humanitaria a Cuba.
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Debe estar «confundido» o «desinformado» Alpidio Alonso para no conocer o no reconocer el hecho de que, ahora mismo, una cubana egresada de las escuelas de Arte de Cuba, instituciones vinculadas con el Ministerio de Cultura más que con el de Educación, lleve semanas, meses, convocando esfuerzos en Europa para el envío de ayuda humanitaria a Cuba, y todavía continúe estancada en sus esfuerzos, para no hablar del ataque que recibe de parte de los ciberguerrilleros defensores del proceso que defiende Alpidio Alonso, quienes la acusan entre otras cosas de manipuladora.
Alpidio Alonso podrá llamar a quien quiera. De hecho llamó a los artistas cubanos «a estar atentos a las orientaciones del gobierno y no dejarse confundir por los mensajes supuestamente humanitarios que se promueven en las redes sociales».
No se puede denunciar «una campaña para dividir y crear caos» y representar un Ministerio que precisamente se caracteriza por eso, dentro de un país que lo único que ha hecho es fomentar no una, sino cientos de campañas «para dividir y crear caos».
El Mariel es testigo de eso. Las llamadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) también.
