El actor y director cubano Alexis Valdés respondió este domingo a las personas que se mostraron “preocupadas o sorprendidas” porque recientemente invitara al reguetonero conocido como Chocolate MC a su podcast ‘Qué desastre’.
Al hablar del repartero cubano, cuyo nombre es Yosvanis Sierra, Valdés apuntó que “no soy quién para juzgar lo que hace cada persona” ya que, “el mercado mismo, que está abarcado por las tendencias de la mayoría, ha hecho populares a esos artistas”. “No he sido yo”, acotó.
El también escritor y comediante, que se define como “un tipo abierto” y “permeable”, expuso a través de Instagram que, si hay quienes, como Chocolate, “tienen 100 mil, 500 mil, dos millones o diez millones de seguidores”, es porque “hay gente a la que le divierte esa música y la disfrutan”. “No soy yo quién para cuestionarlo”, insistió, pese a que no es el estilo de música que él haría o escucha.
Sobre la misma cuerda, Valdés recalcó que arte es “una palabra muy grande” y que, como hay “artes más o menos sofisticados” y “temas más o menos populares o elevados”, hay un arte “marginal” porque “cada cual crea desde su vivencia, desde su entorno, desde lo que ha aprendido, desde lo que ha rozado o con lo que se ha contaminado”.
Detrás de cualquier “creación” o “ritmo”, apuntó, “hay un ser humano con luces y sombras, porque nadie es totalmente bueno ni totalmente malo”. “Todos tenemos blancos, grises y negros. Tenemos una paleta de color”, señaló al afirmar que le puede interesar conversar hasta “con un presidiario o con un criminal”.
En tal sentido, Valdés recordó a uno de los periodistas de habla hispana que más ha admirado, Jesús Quintero, El Loco de la Colina, quien hizo un programa que tuvo mucho éxito en España y que se llamó ‘Cuerda de Presos’.
“Iba a entrevistar a tipos que eran asesinos en serie, gente que estaba en el corredor de la muerte en Estados Unidos o condenados a cadena perpetua, y salían entrevistas muy interesantes porque salía el aspecto humano y el qué había llevado a esa gente a ser como eran y a tener la vida que tenían”, destacó.
Asimismo, el artista recalcó que le interesa conocer a la gente e invitar a su espacio a “cualquier persona” que él considere que “no hace algo que hiera la sensibilidad o no crea un daño público”.
Según subrayó Valdés, no cree que la música, “te guste o no”, sea “profunda”, “elaborada”, “simple”, “sofisticada” o “salvaje”, “le va a hacer daño a nadie”. “Pueden hacer daños las bombas, la guerra, los políticos, pero no la música”, agregó.
Desde la óptica del dramaturgo, a ‘Qué desastre’ van personas con las que conversa y se ríe y de cuyos puntos de vista, opiniones y visión del mundo intenta aprender “un poco”, pese a estar “en desacuerdo en algunas cosas y de acuerdo en otras”.
“Lo más bonito de la democracia es intentar aprender algo de todas las personas con las que te cruzas. No solo de las que te parecen luminosas y muy inteligentes, porque eso sería muy fácil”, añadió.
De igual manera, dejó claro que “uno aprende también de las personas que le parece que van por un camino errado o tortuoso, incluso para no hacerlo así”.
Hablar con personas como Chocolate, en palabras de Valdés, “no tiene nada que ver con mi preferencia artística”, porque, le gusta conversar con gente que admira y aprecia, pero también con gente que “otros admiran o aprecian”.
De acuerdo con el humorista, ha querido ver “qué tienen” personas como el llamado Rey del Reparto, “que hay tantos miles dispuestos a escuchar lo que hace”.
Cabe recordar que las palabras de Valdés llegan después de que el pasado jueves Chocolate, de 33 años, sumara un nuevo arresto a su largo historial de detenciones en Estados Unidos.
A tenor con lo que ha trascendido hasta el momento, Chocolate, que tiene un caso pendiente en Tampa en el que se le acusa de robo de propiedad personal, fue detenido en un hotel de Miami después de que una mujer de apellidos Ramos Prieto lo acusara de haberla golpeado.
Además de su amplio expediente de arrestos, el intérprete de ‘Guachineo’, ‘Bajanda’ o ‘El Palón Divino’ ha despertado polémica en los últimos años por la vulgaridad de sus letras.
