Sentenciado a 18 años de prisión por delito contra un menor de edad
Un hombre de 55 años de edad, a sabiendas de saber que era portador del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), abusó sexualmente de un menor con disminución de la capacidad psíquica y fue detenido y llevado ante los tribunales de la provincia de Sancti Spíritus.
El hecho fue destacado inusualmente en la prensa oficialista, específicamente el diario provincial Escambray que, de manera prácticamente subliminal, pero alarmante, reconocía tristemente que este «no ha sido el único caso de esa naturaleza durante el 2024 en la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de Sancti Spíritus», refiriéndose probablemente a los hechos de violación, pero sin precisar si «solo» a violación de menores, o a personas que abusan sexualmente de menores siendo enfermos de SIDA; o de violadores en general.
El portal parece referirse a lo segundo – abuso sexual a menores – pues en el tercer párrafo del escrito detalla «como denominador común el exceso de confianza y la ingenuidad de los familiares, que no advierten los peligros de algunas relaciones de los menores de edad con adultos e, incluso, con otros niños mayores«; un tratamiento «periodístico» a todas luces REVICTIMIZANTES, al cual se aspira que algún día la prensa oficialista cubana se despoje.
En el caso que sirve de leit motiv al artículo, se señala que «la víctima, con un nivel de funcionamiento psíquico defectual, presenta una edad mental inferior a su edad cronológica».
Se describe además que «los hechos ocurrieron en la vivienda de una amiga de la madre del adolescente, varón, donde residía un hermano de la inquilina, quien logró seducir al joven «con tratamientos lascivos a escondidas de los demás miembros del núcleo familiar y consumar con el menor el acto sexual en varias oportunidades.»
Detalla el diario oficialista que el joven, que recibe tratamiento educativo en un centro de enseñanza especial, comenzó a mostrar signos de retraimiento en la escuela, ante lo cual sus maestros intercedieron logrando que este contara lo que estaba sucediendo.
Describe Escambray que las maestras «acompañaron a la madre y formularon de conjunto la denuncia ante el órgano correspondiente del Ministerio del Interior.»
A partir de aquí no se hace referencia al accionar policial inmediato tomado con el varón de 55 años, pero nótese cuánta similitud existe con el caso de la madre cubana que denunció en Holguín al subdirector de la escuela que violó a su hija.
El caso juzgado y sancionado en Sancti Spíritus ahora, pudiera sentar un precedente en cuanto a sanción se trate, si bien pudiera servir también como «ejemplo» – si lo fuese – a tomar en cuenta a la hora de actuar contra estos depredadores sexuales; aunque, en este caso en específico en Sancti Spíritus, en la condena se tuvo en cuenta además de la connotación del hech, perpetrado contra un menor de edad con notables limitaciones, «la actitud denigrante del autor que, a sabiendas de que era portador de una enfermedad infectocontagiosa, no se protegió,» y fueron hechos probados, «constitutivos de un delito de Corrupción de personas menores de edad, previsto y sancionado en el artículo 402, apartados 1 y 2, inciso (e), del Código Penal.»
El caso de Holguín y otros casos que muestran el mal accionar de la PNR en Cuba
Tengamos en cuenta que en el caso de Holguín, la PNR manejó tremendamente mal el asunto, pues incluso en un primer momento el Subdirector de la escuela ni siquiera fue detenido. Solo la publicación en la prensa independiente del caso, de conjunto con la actitud valiente de la madre de hacer, reiteradamente denuncias en su perfil de Facebook sobre el mal actuar de la justicia, llevó al sujeto a la cárcel, de la cual salió posteriormente luego de pagar una fianza.
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Esta laxitud en el tratamiento de este tipo de conducta ni siquiera es inusual.
En junio de 2021, el portal CiberCuba Noticias publicó el caso de una menor de 13 años que fue víctima de una violación grupal y los violadores, lejos de ser encarcelados, fueron puestos en libertad. Libres, iniciaron una campaña para desacreditar a la menor, y solo la presión mediática, otra vez la presión mediática, logró se acelerara el proceso y que los seis violadores fueran condenados a penas de 21 años de cárcel.
La comunidad cubana recordará también el caso de la activista Yanilys Sariego, actualmente exiliada en Alemania, quien en el año 2021 fue informada por el Tribunal Municipal, que la denuncia presentada por ella contra policías de su localidad tenía que hacerla… ¡en la PNR!
Ese mismo año, en diciembre, la joven escritora cubana Elaine Vilar Madruga, una de las denunciantes contra el trovador cubano Fernando Bécquer, dio a conocer que cómo, el día que fue a radicar la denuncia, fue revictimizada por el oficial de Carpeta, en la Unidad de la PNR, que atendió su queja.
«(…) Hay que darles cursos sobre género, sobre cómo tratar a una mujer, a una víctima, siento que todavía hay una estructura demasiado patriarcal dentro de nuestra policía, a partir de mi experiencia ayer,» comentó Elaine Vilar en ese momento; una queja recurrente en no pocas denunciantes mujeres cuando han tenido que denunciar a un maltratador o un violador.
Peor le sucedió a la joven Massy Caram, que sí fue a denunciar en su momento al Bécquer acosador, y los oficiales de la PNR se negaron a admitir la denuncia, por no tener pruebas físicas.
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En un caso más cercano en el tiempo, está la denuncia hecha en las redes sociales por Sheila Pérez Castellano, una joven cubana residente en la isla, quien narró cómo, a pesar del martirio que vivía con su ex pareja, quien la tenía amenazada de muerte constantemente, la PNR en Alamar se negaba a detener al acosador.
En el caso de Sancti Spíritus, vale la pena preguntar, ¿habría ocurrido una denuncia previa en contra del abusador sexual? ¿Un par de miradas lascivas? ¿Una insinuación? Probablemente sí, pero esta, «gracias a la eficiente PNR» nunca tuvo curso.
