La polémica estalló en redes sociales en días pasados cuando se difundieron imágenes de un arresto en el reparto Santo Domingo, en Las Tunas. El video mostraba a un joven tirado en el suelo, con marcas visibles en cuello y brazos, mientras vecinos gritaban contra lo que calificaban como un “abuso policial”. De inmediato, páginas críticas al régimen y otras que no, cómo Accidentes Buses en Facebook, lo presentaron como un ejemplo más de la violencia ejercida por la PNR. Sin embargo, nuevas versiones apuntan a que la historia fue distinta.
De acuerdo con el «medio oficialista en redes sociales», Claridad Tunera, el individuo no era un ciudadano cualquiera sino un hombre que había amenazado de muerte a su exesposa y que estaba a punto de consumar la agresión.
Según esa versión, la rápida intervención de los agentes frustró un posible feminicidio, y la resistencia del detenido obligó a emplear la fuerza para neutralizarlo. “Lo importante es que se salvó una vida”, subrayaron los defensores de la actuación policial, respaldados por testigos que agradecieron que la mujer no corriera peor suerte.
La aclaración no elimina, sin embargo, un problema de fondo: el historial de abusos y excesos policiales en Cuba, ampliamente documentado en testimonios, fotos y videos; y la inacción policial en casos de amenazas de muertes denunciadas por las mujeres.
La PNR en la isla, integrada en muchos casos por personal de baja preparación y formación deficiente, carga con la imagen de fuerza represiva más que de protectora. Que esta vez el acusado estuviera vinculado a un intento de feminicidio no borra las múltiples ocasiones en que los agentes han recurrido a la brutalidad sin justificación, dejando un saldo de víctimas inocentes y una percepción generalizada de impunidad. Los casos de violencia física ejercida contra intelectuales y activistas como Alina Bárbara López Hernández, Jorge Fernández Era y Yamilka Laffita Cancio, conocida en redes como Lara Crofs, son los ejemplos más recientes.
El propio papel de Claridad Tunera en este episodio se entiende dentro de la estrategia gubernamental de responder a publicaciones independientes con desmentidos que, más allá de la veracidad puntual, tiene la intención explícita de intentar desacreditar a páginas críticas del régimen.
No es la primera vez: lo mismo ocurrió hace apenas 72 hrs con el caso de La Tijera, que reportó la muerte de un bañista en la playa La Herradura el pasado domingo. Al otro día, el «medio» oficialista tunero, manejado por el MININT, aseguró que el hombre había sobrevivido y acusó de “fake news” a la página independiente, aprovechando que La Tijera no habría contrastado adecuadamente la información.
Estos cruces de versiones revelan tanto el déficit de rigor de ciertas páginas independientes a la hora de confirmar la información como la opacidad oficial que alimenta rumores. Ya que hablamos de violencia de género no podemos olvidar que esta misma página, que en ocasiones ha servido y sirve como referencia primaria para informar casos que él régimen oculta, pifió con aquel sonado error sobre un supuesto feminicidio ocurrido en Bolondrón, Matanzas, que obligó a la presunta víctima, una mujer ya cercana a los 65 años, a salir en un video asegurando estar viva.
La censura, la demora en informar y el silencio de los medios estatales en la isla, dejan espacio a veces a estos errores, cuando la información primaria es escasa y fragmentada. Lo curioso es que luego el mismo aparato que genera la desconfianza se aprovecha de ella para reforzar su discurso de desacreditación a medios y activistas que ejercen una labor informativa primordial en medio de la censura y el totalitarismo.
En medio de todo, lo que queda claro es que la violencia de género sigue siendo una amenaza real en Cuba, y que el debate sobre abusos policiales está lejos de cerrarse. Que lejos de importar si La Tijera – u otros – mintieron o no, con la mejor de las intenciones en este caso de abuso policial, está documentado hasta la saciedad la inacción de la PNR y el MININT en otros casos de denuncias sobre amenazas de parejas y ex parejas hacia mujeres.
El caso de la jovencita Leydis Bacallao, quien fue sacada a rastras de la Unidad de la PNR de Camaleote, en Camagüey, delante de la mirada de varios oficiales de la PNR y macheteada a escasos metros de ellos, sin que estos hicieran absolutamente nada por impedirlo, es algo que Claridad Tunera no podrá jamás desmentir. O las más de 40 llamadas hechas a la PNR en la Habana para denunciar el secuestro y abuso contra la menor de edad Melani García Lorenzo, sin que nadie respondiese el teléfono.
tal vez quieras leer: Familia de Melani García Lorenzo, asesinada en La Habana, lamenta que la PNR no llegara a tiempo
