El piloto cubano Rubén Martínez, que escapó de la isla a bordo de una avioneta AN-2 el pasado del 21 de octubre, permanecerá bajo custodia de las autoridades migratorias estadounidenses hasta el lunes, cuando se celebrará la segunda audiencia preliminar.
El abogado principal del caso, Eduardo Soto, declaró la víspera en una conferencia que había presentado una moción de libertad bajo fianza para el aviador, pero no obtuvo respuesta de la Fiscalía, de acuerdo con un reporte de Radio Televisión Martí.
Durante la audiencia de este lunes, la abogada del gobierno alegó no estar preparada para establecer el monto de la fianza y dejar a Martínez en libertad bajo palabra, por lo que el juez pospuso la vista para inicios de la semana próxima.
En la mañana del lunes, el despacho de Soto informó erróneamente que el piloto cubano había sido liberado del centro de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) donde permanece recluido desde su llegada a Estados Unidos, pero más tarde rectificó la información.
El piloto Rubén Martinez, de 29 años, enfrenta cargos por ingreso ilegal al territorio estadunidense que podrían costarle la deportación expedita a su país de origen, por lo que la defensa solicitó asilo político por miedo creíble.
“Nosotros inclusive la semana pasada entregamos una solicitud de libertad bajo palabra, documento conocido como AI-220, que podría ser equivalente a un permiso de residencia temporal, lo que se conoce como parole”, explicó Soto en la rueda de prensa.
Dijo que su cliente quisiera estar en libertad, pero entiende cómo funciona el proceso. “Le explicamos que posiblemente hay que ganar un caso de asilo político, de protección contra la tortura, etc.”, añadió el letrado.
Rubén Rosa, abogado elegido por Soto para atender de cerca el caso de Martínez, subrayó que el joven llegó a Estados Unidos “huyendo de persecución política —según describe—, que ha sufrido en Cuba y presenta un temor creíble por regresar a su país. Desea hacer de esta gran nación su nuevo hogar”.
Martínez huyó de Cuba en una aeronave perteneciente a la estatal Empresa Nacional de Servicios Aeronáuticos de la central provincia cubana de Sancti-Spíritus, donde hacía labores de fumigación de cultivos agrícolas.
Tras conocerse la noticia de la fuga, el Instituto de la Aeronáutica Civil de Cuba calificó el hecho como un acto de “piratería aérea”, que constituye un delito tipificado en varios convenios internacionales ratificados por La Habana y Washington.
