Decenas de cubanos se lanzaron este miércoles a recoger latas de cerveza Cristal caídas de un camión accidentado en plena vía pública del barrio de Pogolotti, en el municipio habanero de Marianao.
Las personas se apresuraron a recoger la cerveza poco después de que el camión perdiera parte de la carga que llevaba hacia una mipyme “al doblar en la esquina de 100 y 96”, y sin que importar el tráfico ni la presencia de menores de edad.
Aunque muchos internautas han reído con la insólita escena, que se ha hecho viral en las últimas horas en redes sociales, para la mayoría no es más que un reflejo de la aguda crisis alimentaria que atraviesa la isla.
El video, difundido primero por CubaNet, muestra a adultos, niños con sus padres, motoristas y hasta el conductor de un auto que estacionó en el lugar solo para recoger cerveza, llevándose las latas caídas.
“Camión de cerveza pierde la carga y Pogolotti celebra”, destacó con ironía el citado medio.
“A beber Cristash”, señaló por su parte el creador de contenido Víctor Hernández al destacar la frase que el tristemente célebre nieto de Fidel Castro, Sandro Castro, acostumbra a usar en sus publicaciones en redes, donde se burla de los cubanos incitando a tomar cerveza, algo que, como muchos otros productos, están fuera del alcance de la media de los cubanos.
“Hoy se bebe”, y “Esa gente va a coger una vuele con este calor. Por lo menos pasan el apagón desconectado, no importa que esté caliente”, comentaron otros usuarios al tomar la situación con humor, pero sin dejar de criticar la triste realidad del cubano de a pie.
La cerveza Cristal se ha convertido en un lujo para la mayoría, en medio del colapso del poder adquisitivo, una galopante inflación, y, por ende, la incapacidad de los cubanos para acceder a productos básicos, incluyendo alimentos, bebidas y artículos de primera necesidad.
En el mercado informal esta cerveza puede alcanzar precios que superan los 250 pesos por lata, y en algunos establecimientos turísticos supera incluso los tres dólares.
Por insólito que parezca para algunos fuera de Cuba, en un país cuyo salario mínimo ronda los 2.100 pesos, hasta tomarse una cerveza es un lujo.
