La fiscalía de Treviso investiga por homicidio vial a José Reynaldo Alberto, un cubano de 18 años que el lunes 1.º de septiembre arrolló y mató al profesor jubilado Diego Lapaine (71) en Lancenigo di Villorba, a las afueras de Treviso. Según reconstrucciones de prensa italiana, el joven conducía el Fiat 500 de su madre sin haber obtenido nunca el carné; tras el choque llamó llorando para decirle: “Mamá, hice un desastre… hay una persona en el suelo”, señala Corriere del Veneto
Las primeras diligencias apuntan a un exceso de velocidad —más de 100 km/h en un tramo urbano— antes de perder el control e invadir el sentido contrario. El impacto lanzó al ciclista por encima del parabrisas y lo dejó sin vida en el jardín de una vivienda; la bicicleta quedó incrustada en la verja. La Procuraduría, a cargo del fiscal adjunto Davide Romanelli, ordenó el secuestro de los vehículos y abrió la causa por homicidio vial con la agravante de conducción sin licencia, dieron a conocer otros medios en Italia como Open y Sky TG24.
El caso tiene además un frente civil delicado. Al haber manejado sin autorización, es probable que la aseguradora no cubra los daños, lo que expone al chico y a su madre a indemnizaciones de alto monto, salvo que ella demuestre que el hijo tomó el coche a sus espaldas. En Italia, esa situación de “vigilancia negligente” puede arrastrar responsabilidad solidaria del titular del vehículo cuando no se prueba que impidió razonablemente el uso no autorizado. Medios locales ya anticipan ese escenario como uno de los focos jurídicos de la familia.
«Mamma, ho preso la macchina. C’è una persona a terra», la telefonata del 18enne senza patente dopo aver investito Diego Lapainehttps://t.co/LzZ99MXiOG
— Open (@Open_gol) September 3, 2025
De acuerdo con las informaciones publicadas, el joven dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas practicadas tras el siniestro. Su abogado, Fabio Crea, aseguró que el muchacho permanece en shock, recluido en su habitación y sin recordar la secuencia del choque; la defensa prevé solicitar una pericia cinemática para objetivar velocidad, trayectoria y tiempos de reacción.
La víctima, Diego Lapaine, era un ciclista aficionado muy conocido en la zona. Fue vicedirector del instituto técnico Fermi de Treviso y profesor de matemáticas en el Da Vinci. Aquella tarde pedaleaba por via Trento cuando la 500 roja se cruzó en su trayectoria. Su muerte ha conmocionado a la comunidad educativa de Treviso, que lo recuerda como un docente riguroso y cercano.
En Cuba, otro siniestro similar volvió a poner el foco en la imprudencia al volante, un chofer en shock y una víctima. A diferencia del caso anterior en el que el victimario resultó ser un joven de origen cubano, en este caso sucedió a la inversa: la víctima resultó ser un joven cubano.
En la madrugada del sábado, en Las Mangas —a unos siete kilómetros de la cabecera provincial de Artemisa—, un automóvil que circulaba a gran velocidad impactó una motocicleta en la que viajaba Darían, un adolescente de 16 años residente en el secadero de arroz.
El joven murió en el acto, según confirmó en Facebook Alexander Ríos Cruz, quien publicó además otras fotos (galería encima) del hecho. Tras el choque, el auto siguió su trayectoria descontrolada y acabó incrustado en una vivienda habitada, derribando una pared y una ventana. De acuerdo con testimonios de vecinos, entre el punto de impacto y el sitio donde terminó el vehículo hay más de 70 metros.
A diferencia del caso ocurrido en Italia, aquí en Artemisa, los ocupantes del coche abandonaron el lugar sin auxiliar a la víctima; testigos aseguran que del vehículo descendieron varias personas y huyeron.
El tramo es frecuentado por autos “a exceso de velocidad”, según residentes, y en la propia Carretera Central funciona una escuela primaria. El caso reabrió el debate sobre menores al mando de motos; sin embargo, en los comentarios recogidos prima la idea de que la responsabilidad central recae en la conducción temeraria del automóvil.
