El Malecón habanero volvió a convertirse en escenario de polémica gracias a Sandro Castro, nieto del fallecido dictador cubano Fidel Castro, tras reaparecer con un video que ha generado interpretaciones de todo tipo. Lo que a simple vista parece una secuencia de chistes absurdos y gestos estrafalarios, para muchos internautas encierra un mensaje de crítica disfrazado de un humor no muy inteligente.
En la grabación, Sandro aparece acompañado de “Magnolia”, una mano de goma (del universo cinematográfico de La Familia Addams) que utiliza como cómplice para improvisar situaciones cómicas. La escena toma un giro inesperado cuando un hombre mayor se le acerca y le pide dinero para comer. La reacción de Sandro fue seca y cortante: “¿Pero cara de qué tú me ves a mí?”. Ese intercambio, breve pero punzante, dejó ver una realidad cotidiana en la isla: la miseria que obliga a muchos a pedir limosna en plena calle.
El anciano insistió, incluso elogiando la extravagante “Magnolia”, pero Sandro lo despidió con ironía: “¿Cómo vas a querer irte con ese señor que tiene más alcohol que las farmacias?”. La frase, cargada de doble filo, tocó dos puntos sensibles: el aumento del alcoholismo y la escasez de medicamentos, un drama que miles de familias cubanas enfrentan día tras día.
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El cierre del video tampoco pasó desapercibido. Con tono burlón, Sandro entonó: “Tengo hambre, vámonos a comer platanito. Maduro, Maduro, frito, frito”. Para los usuarios, el comentario fue un dardo directo contra Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y uno de los principales aliados del régimen cubano. La palabra “frito” fue interpretada como un guiño sarcástico al futuro del mandatario.
La referencia cobró más fuerza porque, en fechas recientes, Maduro volvió a estar en el radar internacional tras ser acusado de dar refugio a disidentes de las FARC y el ELN, así como de mantener vínculos con organizaciones ilegales extranjeras. Estados Unidos incluso ha puesto sobre la mesa una recompensa de hasta 50 millones de dólares por información que facilite su captura, además de sancionar bienes de su entorno valorados en unos 700 millones.
No es la primera vez que Sandro Castro se convierte en tendencia por sus publicaciones en redes sociales. Dueño de bares y espacios nocturnos en La Habana, su figura se ha ido transformando en un personaje viral que oscila entre la ridiculez y la crítica encubierta. Para muchos, su aparente incoherencia es apenas una máscara para dejar caer, entre risas y ocurrencias, mensajes cargados de sarcasmo político.
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La reacción del público en Instagram fue inmediata. Comentarios como “Bro, ¿tú andas tirando indirectas, eh?” o “Si se refugia Maduro en Cuba ya sabemos quién lo entregará por esos 50 millones” se multiplicaron en cuestión de horas. Otros usuarios fueron más allá y escribieron: “Creo que podemos poner nuestras esperanzas de una Cuba libre en él. Haz historia, Sandro, tú puedes”. También hubo quienes anticiparon un desenlace inminente: “Este se bota en cualquier momento”.





