El mundo de la música cubana lamenta profundamente el fallecimiento de Benito «Benny» Suárez, quien fuera guitarrista fiel del legendario Compay Segundo. El anuncio de su partida fue recibido con gran pesar por parte de colegas y amigos, especialmente por la afinidad con la que compartía escenario y camino junto al Maestro Máximo Francisco Repilado, conocido universalmente como Compay Segundo.
Alina Puig Yantá, cercana amiga y confidente de Benny, expresó su dolor en redes sociales: “Siento un dolor inmenso al recibir la noticia del fallecimiento de Benito Suárez, el Benny para mí, quien fuera guitarrista de Compay Segundo, una persona buena, generosa y un amigo incondicional. Tu partida nos deja un vacío y la cultura pierde un artista que supo poner en alto el nombre de Cuba…”.
Su mensaje estuvo acompañado de condolencias sinceras para la familia y amigos de Suárez, recordándolo por su sonrisa y buen corazón.
Durante décadas, Benito Suárez estuvo al hombro del emblemático trovador santiaguero, integrándose al cuarteto “Compay Segundo y sus Muchachos” desde los años noventa. Fue parte del renacer musical que llevó al grupo a girar por Europa, consolidarse como proyecto paralelo al célebre Buena Vista Social Club y mantener viva la tradición del son cubano en el escenario internacional, reseña Archivo Cubano.
Una búsqueda sobre su trayectoria como músico en la web, nos revela que Benito Suárez fue el guitarrista del grupo Compay Segundo y sus Muchachos.
Participó en la reagrupación del grupo como cuarteto en 1992, donde tocaba la guitarra y hacía la voz tercera, mientras que Compay Segundo (Francisco Repilado Muñoz) se encargaba de la voz segunda y el armónico. Benito Suárez también acompañó a Compay Segundo en su gira por Europa en 1994.
Compay Segundo alcanzó fama mundial en 1997 gracias al disco Buena Vista Social Club, el cual le valió un Grammy y reavivó la atención por la música tradicional cubana en una nueva era, recoge por su parte Wikipedia. En ese retorno a la escena global, Suárez desempeñó un papel esencial como guitarrista de acompañamiento, aportando su técnica, sensibilidad y lealtad.
Su calidad humana fue destacada en múltiples mensajes: “EPD amigo”, “excelente persona y músico”, “magnífica persona” fueron algunas de las frases que inundaron las publicaciones tras conocerse su partida. Suárez no solo era músico de talento, sino un ser humano fraterno, generoso y positivo.
Aunque su nombre estaba en el trasfondo del esplendor de Compay, Suárez obtuvo el respeto y admiración de músicos, prensa especializada y público por igual. Su guitarra tejía armonías que daban soporte al sonido único de Compay, complementando la voz grave del Maestro y ayudando a proyectar al mundo la cubanía auténtica.
Con su partida, el legado de la trova y el son cubano pierde a uno de sus custodios más discretos pero firmes. Benny deja un papel en la historia de una era musical que marcó a Cuba en los escenarios del mundo.
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