La actriz cubana Amarilys Núñez, una de las figuras más queridas de la televisión y el teatro de la isla, ha vuelto a despertar emociones entre sus seguidores, esta vez desde el corazón de Madrid. Radicada en Miami desde hace años, la intérprete no pierde su esencia caribeña ni su conexión con el público que la sigue desde los días dorados de “Tierra Brava” o “El eco de las piedras”.
En una reciente publicación en Instagram, Amarilys compartió imágenes de su paso por la capital española, a la que describe como una ciudad que siempre la recibe “con su ambiente festivo, su gente cálida y su riquísima comida”. Esa mezcla de sabor y hospitalidad parece haberla conquistado una vez más, esta vez desde un rincón emblemático del Barrio de las Letras: el restaurante Prada a Tope.
Con tono entusiasta y familiar, la actriz recomendó el lugar como un espacio de “buen gusto, con exquisitos sabores”, invitando a sus seguidores a vivir la experiencia gastronómica por sí mismos. Pero lo que más enterneció a quienes la siguen desde Cuba, Miami o Madrid fue verla acompañada de su hijo, Daniel Quintans. “El amor de mi corazón”, escribió, dejando entrever un momento de esos que no necesitan grandes escenarios para volverse inolvidables.
Esta visita a España, aunque sin mayores explicaciones sobre los motivos del viaje, parece tener un valor especial para Amarilys, quien vive un momento profesional de aplausos merecidos. Su participación en la película “Plantadas”, del director Lilo Vilaplana, ha cosechado elogios dentro y fuera del mundo del cine. La actriz celebró con orgullo que el filme fuera galardonado como Mejor Película Estadounidense en el prestigioso Festival de Cannes, sumando ya siete premios internacionales.
“Felicidades al equipo”, escribió, dejando claro que detrás de cada logro hay trabajo, entrega y una convicción profunda por contar historias que importan. “Plantadas”, con su potente carga política y testimonial, no solo reconfirmó el talento de Amarilys, sino también su compromiso con temas de peso, incluso en la distancia.
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A diferencia de muchas figuras públicas que hoy se escudan en mensajes neutros y fríos, Amarilys mantiene su estilo cercano y auténtico. Su paso por Madrid no fue una campaña ni una gira promocional, sino una suerte de diario abierto en el que confluyen los sabores del jamón ibérico, el calor de un hijo y el eco vibrante de una carrera sólida.
Para quienes crecieron viéndola en pantalla o la descubrieron recientemente en el cine, estos fragmentos cotidianos de su vida ofrecen una conexión directa con la mujer detrás de los personajes. Porque al final, más allá de los aplausos y los premios, lo que sigue enamorando de Amarilys Núñez es esa mezcla de sencillez, talento y cubanía que se resiste a desvanecerse.
